Christian Thomasius (o Thomas)

Nació en Leipzig el 1.° de enero de 1655 y murió en Halle el 23 de septiembre de 1728. Gradua­do «in utroque» en 1679 y abogado y pro­fesor libre en su ciudad natal fue el primer maestro alemán que empleó en sus leccio­nes el lenguaje nativo además del latín. Ciertas controversias académicas y polémi­cas religiosas, así como también algunos in­fortunios políticos, le indujeron en 1690 a trasladarse de Leipzig a Berlín, donde el entonces elector de Brandeburgo, Federi­co III, convertido luego, con su elevación a rey de Prusia, en Federico I, nombróle consejero suyo y le habilitó para la ense­ñanza pública en Halle, cuya universidad, fundada en 1693, habría de transformarse, gracias singularmente a Thomasius , decano de la Facultad de Derecho primero y después rector, en uno de los principales centros ale­manes de una cultura completamente reno­vada.

En realidad, no hay rama de las dis­ciplinas jurídicas — filosofía del Derecho (de la cual es reconocido con imanimidad fun­dador), historia de los derechos romano y germánico, y derechos civil, penal, consti­tucional y eclesiástico — en la cual Thomasius no dejara huellas más o menos profundas. Ya en la obra juvenil Institutiones jurisprudentiae divinae (Francfort y Leipzig, 1688), Thomasius , aunque vinculado todavía a Grocio y Pufendorf, anduvo mucho más allá, tanto por oponer el criterio del Derecho como fenó­meno esencialmente social a las doctrinas de tendencia teológica de Valentino Alberti como por haber formulado la conveniencia de una relativa separación del Derecho de la moral, opinión que sostuvo antes que nadie en la historia de la filosofía.

Este últi­mo concepto aparece neto y preciso en la obra de la plena madurez Fundamentos del derecho natural y de gentes (1706, v.). Se trata de una fórmula que «alcanzó un éxito inesperado y rápido», y que reaparecería «desarrollada completamente y razonada, con todo el rigor consentido por su condi­ción errónea, en las doctrinas de Kant y Fichte, a quienes, en este aspecto, cabe considerar los principales discípulos de Thomasius » (Croce). La riqueza, la multiplicidad, la variedad e incluso la índole moderna del resto de la producción científica del autor pueden ser advertidas por quien recorra las casi cuatro mil densas páginas que integran los cuatro tomos en cuarto en los cuales quedaron reunidas (Halle, 1773-80) las cien­to veintiocho amplias Dissertationes academicae varii imprimís juridici argumenti, publicadas por Thomasius en el curso de su vida.

Ofrecen una importancia capital aquellas en las que muestra la injusticia de una perse­cución judicial de la herejía en cuanto ésta no constituye delito, propugna la abolición de la tortura en los procesos, o bien, inspirándose en una tesis formulada ya en 1631 por el jesuita Von Spee, demuestra lo ab­surdo de la creencia en la brujería y la iniquidad de las hogueras a las cuales eran condenados los desgraciados, hombres o mujeres, acusados de profesarla.

F. Nicolini