Carlo Denina

Nació en Ravello di Saluzzo (Italia) el 27 de febrero de 1731 y murió el 5 de diciembre de 1813 en París. Huérfano de padre a los diez años, estudió gracias a la ayuda de un tío suyo. En 1753 fue nombrado profesor de Humanidades en Pinerolo, pero muy pronto hubo de abandonar el cargo por haberse burlado de personajes del clero en su comedia Sul soggetto delle scuole.

Reci­bió entonces órdenes sagradas y marchó a Milán para graduarse en Teología. En Tu- rín, adonde regresó en 1758, dio a. la pren­sa un Discurso acerca de las vicisitudes de cualquier literatura. El periódico Parlamen­to Ottaviano, que dirige según el modelo de The Spectator (v.), de Addison, fue pro­hibido por Roma al poco tiempo.

Reco­brado el favor de las autoridades y ya pro­fesor universitario de elocuencia griega y latina, tras el éxito de su historia Sobre las revoluciones de Italia (v.), cae de nuevo en desgracia por haber desobedecido las nor­mas de la censura al publicar el pequeño tratado Impiego delle persone. Mientras tan­to, su fama rebasa las fronteras y al saber Federico II de Prusia que estaba preparan­do una Storia delle rivoluzioni della Germania, llamóle a la corte de Potsdam, don­de el historiador permaneció incluso tras la muerte del soberano.

Por aquel entonces compuso Vida de Federico II (v.), La Prusse littéraire sous Fréderic II, Considérations d’un italien sur Vltalie, Guide littéraire pour differents voy ages y Considérations diver­ses sur l’Allemagne occidentale, la Suisse et Vltalie. En 1804 traba amistad con Napo­león, quien le concede un modesto empleo de bibliotecario en París. Denina fue una figura propia de su tiempo: una larga serie de contradicciones y dudas contribuye a presentarle como hombre de una época crítica, de transición.

F. Giannessi