Nació en París el 21 de agosto de 1789, Murió en Sceaux (Seine) el 23 de mayo de 1857. Uno de los mayores matemáticos de la primera mitad del siglo pasado, pues figura entre los fundadores del análisis moderno, C. atraviesa los tumultuosos episodios históricos de su patria siguiendo inflexiblemente una línea de rígido legitimismo y de absoluta obediencia a la Iglesia católica.
Aceptó en 1816, después de la restauración borbónica (y cuando ya había alcanzado amplia fama con sus obras), uno de los puestos de la Academia de Ciencias que habían quedado vacantes después de la expulsión de los ex jacobinos y bonapartistas Camot y Monge, insignes científicos, acto que el mundo cultural le reprochó duramente.
Se negó a prestar juramento a la «monarquía de Julio» después de la revolución de 1830; estuvo desterrado en Suiza, en Turín, donde enseñó durante algún tiempo, y en Praga, donde fue preceptor del hijo de Carlos X, el último Borbón rey de Francia.
Vuelto a la patria en 1838, aceptó la cátedra de Física matemática en París sólo desde 1852, cuando Napoleón III dispensó a él y a Arago del juramento, cátedra que desempeñó hasta su muerte. Extraordinario trabajador, siempre dedicado a sus investigaciones, no prestó atención alguna a las obras de dos jóvenes genios de las Matemáticas, Abel y Galois, que llegaron a sus manos y que no quiso analizar.
Dos son las grandes contribuciones aportadas por C. a las Matemáticas en su riquísima obra (v. Obras). En primer lugar, inició la revisión crítica de los fundamentos del cálculo infinitesimal (concepto de infinitesimal, de límite, de integral, etcétera), definidos rigurosamente y no de manera intuitiva; precisó las condiciones de convergencia de una sucesión, determinó las condiciones bajo las que existe y es única la solución de ecuaciones diferenciales y de sus sistemas, etc.
En segundo lugar, C. es el fundador de la teoría de las funciones llamadas por él «monógenas», y hoy más a menudo analíticas, es decir, de las funciones de variable compleja que tienen en cualquier punto una derivada independiente de la dirección del incremento. Tal teoría constituye una de las mayores conquistas, si no la más grande, de las Matemáticas en el pasado siglo.
L. L. Radice