Nació el 18 de octubre de 1740 en Szeged, donde murió el 25 de julio de 1818. De origen serbio-dálmata, fue muy popular en la Hungría de fines del siglo XVIII, singularmente en los medios conservadores, por su resuelta oposición al josefinismo y las tendencias francamente nacionalistas de sus novelas (v. Etelka) y dramas seudohistóricos.
En 1756 ingresó en la Orden de las Escuelas Pías, y de 1774 a 1808 fue profesor de Matemáticas de la Universidad de Buda; el último decenio de su vida transcurre plácidamente, ya retirado en su ciudad natal.
El servicio prestado a la causa del idioma húngaro mediante un abundante repertorio de locuciones y proverbios populares y los esfuerzos llevados a cabo para la creación de la terminología magiar de las ciencias matemáticas, el ferviente apoyo moral y material ofrecido al teatro de Hungría entonces naciente, y finalmente su actividad de escritor, son, más que espontáneas manifestaciones de un espíritu de erudito o artista, verdaderos frutos de un ardiente patriotismo, destinados únicamente a mantener alerta la conciencia nacional y a fortalecer la resistencia a la política de germanización seguida por José II.
Para ello, Dugonics hizo brillar en sus obras, cuyos temas se inspiran por regla general en autores alemanes, la antigua gloria magiar ante la nación amenazada en su propia existencia, y trató de complacer al público mediante un lenguaje abundante en idiotismos y toscamente sabroso.
El apasionado retorno al pasado y la tendencia popular — peculiaridades características del romanticismo — aparecen en Dugonics ya antes que en escritores mucho más cultos y perspicaces, y constituyen la importancia histórica de este autor, cuyo estilo, singular mescolanza de preciosismos del rococó, afectaciones y tosquedades, sorprende, en cambio, al lector actual sólo por su extravagancia.
E. Vàrady