Amadeo Vives

Músico español. Nació en Collbató (bajo Llobregat) el 18 de noviem­bre de 1871 y murió en Barcelona el 2 de diciembre de 1932. Aprendió las primeras nociones de música de su hermano. En Barcelona estudió piano, armonía y compo­sición con José Ribera. Más tarde dirigió la banda de un asilo de Málaga, y la ca­pilla de las religiosas de Loreto, en Barce­lona. Sentía veneración por Beethoven, cuyas sonatas imitó en sus primeras com­posiciones, a los catorce años de edad. Co­laboró estrechamente con Lluís Millet, con el que fundó el «Orfeó Catalá» en 1891. Las primeras canciones que interpretó dicho conjunto coral fueron armonizaciones de canciones populares catalanas realizadas por Vives. A raíz de la muerte de su padre compuso L’Emigrant, canción que pronto alcanzó gran popularidad. En 1895 estrenó, en el teatro Novedades de Barcelona, la ópera Arthus. Trasladado a Madrid, presentó allí la zarzuela Don Lucas del Cigarral, cuyo libreto está basado en la obra de Rojas Entre bobos anda el juego. Vives fue un com­positor fecundo.

Las obras que marcan las principales etapas de su carrera son: la ópera Euda d’Uriac, con libreto de A. Guimerá; la zarzuela Bohemios (v.), uno de sus mayores éxitos de público; la ópera Maruxa (1913), de ambiente gallego; Balada de Car­naval (1915), ópera; Canciones epigramáti­cas (1915-16), y Doña Francisquita (1923), cuyo libreto está inspirado en La discreta enamorada (v.) de Lope de Vega, y que representa el punto más alto de la madurez artística del compositor. Dejó inconclusa la partitura de El abanico, escrita sobre una versión de la comedia de Goldoni. Nuestro autor probó suerte como dramaturgo y así, escribió el drama Jo no sabía que el món era així, estrenado en Barcelona en 1929 con poca fortuna. Vives era un hombre simpático, entusiasta, leal, brillante y de indudable talento. En sus últimos años publicó un en­sayo optimista titulado L’entusiasme és la sal de l’anima.