Nació en Valencia el 6 de marzo de 1492 y murió en Brujas el 6 de mayo de 1540. Descendiente del ilustre linaje de los Vives, y de los March, familia de poetas, Juan Luis Vives pasa sus primeros años en la ciudad natal. Pero oigamos a su más moderno biógrafo, el Dr. Marañón: «Luis Vives amaba la paz. Sentía, sí, como los otros, el orgullo de su obra y de su patria; pero su corazón se estremecía ante el espectáculo de la violencia. Por eso amaba sobre todas las cosas su deambular solitario por el manso paisaje levantino, junto a las acequias fecundas, o en la playa rizada y rumorosa». Al mismo tiempo cursaba Humanidades y Jurisprudencia en el más que mediocre Estudio General de Valencia. A los diecisiete años (1509) marcha a París, estudiando en la Sorbona bajo la dirección de Gaspar Lax de Sariñena y Jean Dullard de Gante.
Recibido el doctorado y cansado del agobiante dialéctico de la Universidad parisiense en 1512 marcha a Brujas, sede de una activa colonia de españoles. Su segunda patria, había de llamar a Brujas el propio Vives el «español fuera de España». Allí conoció a la familia también valenciana de los Valldaura, con una hija de la cual casaría el 26 de mayo de 1524. Su actividad de humanista brillante, profundo y contenido a la vez, comienza por estos años de su estancia en Brujas con el comentario al Sueño de Escipión (v.), prolongándose a partir de entonces casi ininterrumpidamente durante su vida. De Brujas pasa a Lovaina, como preceptor de Guillermo Croy, obispo de Cambray; en 1519 es nombrado profesor de Literatura de la Universidad de Lovaina, donde ya enseñaba Erasmo y con quien había de establecer una íntima amistad, y con el amigo de éste, Tomás Moro; también por esta época conoció en París a Buclé.
Su prestigio es ya europeo y cuando en 1523 — su discípulo Croy había muerto en 1521 — se traslada a Inglaterra como profesor del colegio Corpus Christi de Oxford, fue recibido por el cardenal Wolsey, Tomás Moro, Collet e incluso por Enrique VIII. Nombrado preceptor de la princesa María y lector de Catalina de Aragón, la esposa de Enrique VIII, alternaba el magisterio, que acudían a escuchar las principales figuras de la sociedad inglesa, con sus viajes a Brujas, donde descansaba de la fatiga del clima inglés y publicaba sus libros. Divorciado Enrique VIII de Catalina de Aragón, la actitud de Vives contra el divorcio le acarreó la desgracia y después de una breve detención fue liberado, marchando definitivamente a Brujas en 1527. Poco antes (1525) había rechazado la cátedra vacante de Nebrija que le ofreció la Universidad de Alcalá. La epidemia que asolaba a Brujas le hizo trasladarse a Lille y luego a París. Aquejado progresivamente de gota, Vives ocupa su tiempo, no siempre exento de preocupaciones económicas, dedicado a sus estudios y publicaciones.
Hallábase en Breda en 1540, cuando el agravamiento de su gota, la terrible enfermedad de aquel tiempo, acarreóle la muerte. Dejaba una extensa obra y el recuerdo de una vida que se ha hecho modelo de universalidad y profundidad, de pasmosa seguridad; su actitud fue la del mejor humanismo, pero ensalzado por virtudes más universales de sobriedad y mesura, de una profunda soledad y comprensión del fenómeno humano, a través de la cual este humanismo cobró características más trascendentales que las brillantes y entusiastas de la época. Sus escritos, todos en latín, son aproximadamente unos sesenta. La variedad de esta obra y su valor de innovación revela la honda calidad humana de V-, que insiste en problemas de métodos, por lo que ante todo es un pedagogo y un psicólogo. En su tratado De anima et vita (1538, v. El alma y la vida) aun siguiendo a Aristóteles y defendiendo la inmortalidad del alma en base al argumento «res omnis sic se habet ad esse, quemadmodum ad operari», atribuye a la Psicología el estudio empírico de los procesos espirituales, estudia la teoría de los afectos, de la memoria, de la asociación de las ideas, etc., por lo que se le considera como precursor de la Antropología del siglo XVII y de la moderna Psicología.
De su obra pedagógica recordamos la Institutione de feminae christianae (1529, v. La educación de la mujer cristiana), especie de manual ético-religioso, para la joven, la mujer casada y la viuda; De ratione studii puerilis (1523), sobre los métodos y programas de una educación humanística; De ingenuarum adolescentium ac pueilarum institutione (1545) y De officio mariti, similares a las anteriores; De disciplinis (v. De las disciplinas, 1531), dividido en tres partes, De causis corruptarum artium, De tradendis disciplinis y De artibus; propone en ellas Vives una renovación y planteamiento más científico de la enseñanza frente a la artifiosidad y vacuidad escolástica y retórica del tiempo; la enseñanza, habrá de realizarse además de acuerdo con la naturaleza y personalidad del alumno, es decir la psicología ha de ser la base de la pedagogía y en este sentido había dirigido desde Lovaina (1519) contra los escolásticos de la Sorbona su texto In pseudo dialécticos. En realidad Vives supera ya el humanismo y marca el tránsito de la Pedagogía a la edad moderna y la instauración de la Psicología como ciencia experimental, precediendo a Descartes y a Bacon.
En otro grupo de obras que pudiéramos llamar sociales, tenemos los conocidos tratados De subventione pawperum (v. El socorro de los pobres, 1526) y De communione rerum (1535) en oposición a los principios extremos individualista y comunista; preocupado en general por los problemas de su tiempo, escribe Vives una serie de obras, siempre de temas concretos y con propuestas de soluciones, como De conditione vitae christianorum sub Turca (1526), Dissidiis Europae et bello Turcico (1526), sobre los problemas del cristianismo en relación con los turcos y la reforma protestante; Su Rethoricae sive de recte ratione dicendi libri III (1532, v. Retórica) es un interesante tratado de retórica, con importantes innovaciones, que hacen de ella un precedente directo de las modernas preceptivas. Vinculado a su fama de filólogo y humanista tenemos sus Linguae latinae exercitatio (1538, v. Ejercicios de lengua latina) diálogos llenos de una encantadora sencillez que dictó para la ejercitación escolar.
Otras obras son, De veritate fidei, conjunto de sus últimas cartas recopiladas por su esposa Margarita y que constituyen su testamento espiritual, apología católica dedicada por su discípulo Craneveldt al pontífice Paulo III en 1543; De causis corruptarum, De tradendis disciplinis y De ratione dicendi, con temas de sus explicaciones universitarias sobre el problema de la enseñanza; el comentario del De civitate Dei, de San Agustín; De initiis sectis et laudibus philosophia (1521) ; De pacificatione (1529), dirigida al arzobispo de Sevilla Alfonso Manrique, con exposición de las ideas sobre la paz; De concordia el discordia in humano genere, dedicada al emperador Carlos V (1529); Ad sapientiam introductio y Satellicia, dos colecciones de moral, con un total de 805 máximas, dedicadas a la princesa María, y de las que recordamos Veritas, témpora filia; Exertitationis animi in Deum (1535); In Virgilii Bucólica interpretatio (1539); Epistolarum farrago (1556); Declamationes Syllanane (1520); Censura de Aristotelis operibus (1538); De conscribendis Epistolis libellus (1536).
La primera colección de sus obras se publicó en Basilea en 1555; la más completa es la publicada en Valencia por Mayans (1782-90, 8 vols.). Fueron muy traducidas al español y al francés. Lo importante en cierto sentido, en Vives es su preocupación por aquellos aspectos más inmediatos de la realidad humana; con un profundo conocimiento del hombre y de su historia, Vives pudo intuir las decadencias de su época, al tiempo que su concepción prudentemente optimista de la vida le impulsaba a renovar esta realidad. Católico, comprensivo y tolerante, dotado de un gran sentido de la realidad Vives va aplicando estos módulos invariables de su conocimiento a los problemas que estudia. Con este substraetum, en el que por lo demás conviene señalar su profundidad — Vives es uno de los pocos autores españoles atentos al sentido más auténtico del renacimiento —, su labor adquiere un todo en cierto sentido fácil.