[Dictionnaire de musique] Obra publicada en 1767. En 1748 Rousseau había desarrollado en tres meses, por encargo de D´Alembert y de Diderot la parte musical de la Enciclopedia (v.), atrayéndose entre otras cosas, las críticas meticulosas de Rameau. Insatisfecho de su obra, por la prisa con que debió concluirla, Rousseau volvió sobre la misma, elaborándola de nuevo con lentitud, del 1756 al 1764, y compuso así el Dictionnaire de Musique, última obra que publicó. Excluyendo lus noticias biográficas y críticas, el tratado agota, en substancia, la teoría de la música, a excepción de la instrumentación, con un estilo subjetivo y expresivo, casi confidencial. La armonía es la de Rameau (voces: «Harmonie», «Basse», «Accompagnement», etc.), aunque Rousseau declare explícitamente que prefiere la teoría de Tartini voz: «Systéme»), todavía poco conocida en Francia.
Aunque asegure Rousseau en el prólogo que ha sido completamente imparcial «dans la querelle des deux Musiques», aparece continuamente su preferencia por la música italiana, en la que ve perfectamente realizada la «imitación de la naturaleza» (esto es, la verdad de los acentos apasionados) y su predilecta «unidad de la melodía», principio en el que sintetiza su antipatía por toda complicación de la armonía y del contrapunto que se sobreponen a la desnudez y pureza de la melodía. «S’il nous faut des accords, c’est parce que nous avons le goüt dépravé», había dicho en la Nueva Eloísa (v.). En el Diccionario remacha continuamente estas afirmaciones fundamentales: «Es difícil no sospechar que toda nuestra armonía no es más que una invención gótica y bárbara…
El señor Rameau pretende sin embargo que la armonía es la fuente de las mayores bellezas de la música: pero esta opinión la contradicen la razón y los hechos» (voz «Harmonie») … «Toda música que no canta, por armoniosa que sea, no es música imitativa, y no pu- diendo conmover ni pintar con sus acordes, cansa pronto los oídos y deja siempre frío el corazón» (voz «Mélodie»)… «El placer de la armonía sólo es un placer de pura sensación, y el goce de los sentidos es siempre un goce corto, pronto seguido de saciedad y de aburrimiento; pero el placer de la melodía y del canto, es un placer de interés y de sentimiento, que habla al corazón… Concluyo por tanto diciendo…: primero, que toda música que no canta es fastidiosa, por muy armónica que pueda ser; segundo, que toda música en la que se distingan varios cantos simultáneos es mala» (voz «Uníté de Mélodie»). Afirmaciones en las que hay sin duda un poco de contradicción, al sostener que la armonía es un placer puramente sensual, si a la vez es una invención gótica y bárbara, al paso que el hombre en el estado de naturaleza no conocería ni apreciaría más que el canto al unísono.
M. Mila