[Diziona- rio d’estetica]. Obra publicada con el título de Diccionario estético, en 1840, y nuevamente elaborada para su cuarta edición en 1867. En este diccionario, dividido en dos partes (antigua y moderna), el autor dispone en orden alfabético, compendiando y modificando frecuentemente afirmaciones precedentes, lo que escribió (a veces en una correspondencia privada y literaria) sobre numerosos literatos y pensadores italianos y extranjeros.
Con frecuencia son extensos trabajos y apasionados estudios, como los que se refieren a Dante, a Manzoni y a Rosmini, o discuten audaz y polémicamente a Foscolo y a Monti, o bien se refieren con ingenio vivaz y personal a las’ obras de Chateaubriand y a los estudios de Ozanam. Allí aparecen todos los principales nombres de las letras antiguas y modernas: Homero, Virgilio, Horacio, Ovidio, Petrarca, Boccaccio, Maquiavelo, Tasso, Vico y muchísimos más. Junto a los principales, figuran los secundarios y también los de mínima importancia, estudiándolos todos con sumo cuidado, con motivo de una reimpresión o de una discusión, para hacer crítica de una edición o para renovar útilmente una polémica literaria.
En conjunto, son 176 los autores discutidos en la primera parte y 245 en la segunda; para que el lector pueda darse cuenta de las diversas valoraciones y orientarse sobre la trascendencia de cada uno de los juicios, el autor presenta al frente de la obra una tabla en la que distribuye en cinco períodos esta extensa y amplísima producción crítica, que abarca desde el 1821 al 1852. Los diversos escritos han sido meditados, corregidos, mejor documentados y diversamente ampliados.
La inspiración es original y espontánea; la expresión reflexiva y siempre crítica y definitiva. La colección presenta notas que interesan especialmente asuntos de historia civil y política, medieval y antigua, de filosofía, pedagogía, elocuencia, estilo y lenguaje, así como crítica filológica y estética, unificados por el noble magisterio moral y patriótico perseguido incesantemente por Niccoló Tommaseo. Después de la obra iniciadora de Foscolo y bastante antes que la de De Sanctis, Tommaseo profundiza, con un gusto singular, los estudios de las letras italianas y logra definir y ofrecer juicios todavía llenos de fragancia.
G. Gervasoni