[Hammer und Amboss]. Novela del escritor alemán Friedrich Spielhagen (1829-1911), publicada en 1869. Jorge Harwick, por su carácter perezoso y pasivo, se enreda en una serie de aventuras que lo llevan a la cárcel. Pero esto es para él una suerte, porque con la guía del director de la cárcel, humano e inteligente, se realiza su regeneración. Aprende a trabajar y a conocer el valor del trabajo, de manera que cuando llega el día de la liberación vuelve a la vida renovado y redimido.
Llega a ser dueño y director de una fábrica, transforma la relación que existe entre el que da y el que presta trabajo, haciendo a los obreros partícipes de las ganancias. Con la historia de esta regeneración Spielhagen no quiso ofrecer a sus lectores sólo una obra de fantasía, sino sobre todo un relato que sirviera para revelar cuál era, según él, el mal que padecía su época. «Nuestra clase dirigente, nuestras instituciones nobiliarias, nuestras formas militares, nuestras condiciones de trabajo: por todas partes, evidente y bárbara, está la relación que existe entre amo y esclavo, entre casta dominante y casta sometida; por todas partes se impone la elección entre ser yunque o martillo. Pero el error está en decir martillo o yunque y no martillo y yunque, porque cada cosa y cada hombre son en todo momento una y otra cosa». Y la reforma que Harwick, al llegar a esta conclusión, introduce en su fábrica, está precisamente en la intención de realizar un cambio social por el cual cada individuo pueda ser en todo momento activo y pasivo, martillo y yunque a un tiempo.
Este libro de Spielhagen es ciertamente inferior, en muchos aspectos, a su precedente novela Naturalezas problemáticas (v.), tanto porque en ella la intención moral — no interviniendo como un elemento actual— permanecía en su fondo histórico, como porque en ésta el autor no ha sabido librarse de los efectos escénicos y de las situaciones artificiosas propias de los gustos de su época. Con todo, este libro figura entre los más apreciables de la literatura alemana de aquellos años, por su innegable valor estilístico y por la sensación de realidad que el autor consigue, sobre todo, gracias a su exposición del tema en primera persona.
F. Federici