Yüan Shih, Sung Lien y Wang Wei

[Historia de la dinastía de los Yüan]. Esta obra sobre la historia china fue escrita por una cocomisiónresidida por Sung Lien y Wang Wei y terminada en 1370. Narra en diez volúmenes la historia de la dinastía mongol Yüan (1280-1367), fundada por Qubilai-Kan, sobrino de Gengis-Kan. Qubilai, derrocada la dinastía china de los Sung, después de una dura guerra, asumió la corona del Imperio chino incorporándolo al mongol.

Esta obra, vastísima, adolece de la prisa con que fue compilada (en dos pe­ríodos de ocho y seis meses). Llena de desproporciones en el tratamiento de cada Uno de los temas, no puede dar Un Conocimiento exacto y completo, ya por la escasa biblio­grafía consultada, ya por su ignorancia dé los compiladores, que no conocían las len­guas extranjeras, y probablemente ni siquie­ra la mongol, ya porque del vastísimo impe­rio de los mongoles se limita a describir solamente la China, haciendo caso omiso de todas las demás regiones. La historia de la dinastía Yüan ha sido reanudada moderna­mente por Ko Shao-wên (m. 1934), que la completó y modernizó teniendo en cuenta los numerosos estudios de estos últimos siglos. La nueva historia de la dinastía de los Yüan [Hsin Yüan Shih] está dividida en doscien­tos cincuenta y siete volúmenes que tratan del mismo tema que el Yüan Shih, dividi­dos a su vez como sigue: veintiséis sobre los reinados de los emperadores de la dinastía, desde Gengis-Kan en adelante; siete sobre los índices y las crónicas; setenta sobre la cultura, ciento cincuenta y cuatro sobre las biografías de los personajes ilustres y los países extranjeros que pertenecieron al Im­perio mongol.

Esta obra, de mucho más va­lor que la precedente, tanto por ser más rica y completa, como por lo interesante de la narración, tiene, sin embargo, el defecto de haber seguido demasiado de cerca el anti­guo método usado hace dos mil años por el más grande historiógrafo chino, Ssû-ma Ch’ien, lo cual le quita carácter de moder­nidad. Además le quita valor también la cir­cunstancia de faltar en ella la parte bibliográfica, de manera que no se pueden cono­cer las fuentes en que ha bebido el autor.

Y. Feng Chi