Drama en tres actos y seis cuadros del poeta español Federico García Lorca (1898-1936), estrenado en 1934. Yerma (v.) es una campesina que se ha casado sólo para tener hijos; el amor no ha tenido nunca ninguna importancia en su vida y aunque por fugitivos indicios se adivine que en esta insensibilidad amorosa suya está la clave de su esterilidad, ella sigue sin preocuparse por ello.
Su marido, Juan, es un trabajador afanoso, pero no quiere hijos, y Yerma, con su deseo de maternidad, arrastra infelices los años de su juventud. Las mujeres de su generación estrechan en sus pechos nuevos lactantes, y Yerma prepara en silencio la canastilla del hijo que no quiere nacer. No le faltan por parte de sus amigas los consejos lúbricos, pero Yerma es una mujer honrada; se ha casado con Juan y Juan debe ser el padre de sus- hijos. Por esto, finalmente, cuando su marido le revela que nunca ha deseado prole, Yerma ve en aquel deseo negativo la más odiosa traición, y cuando Juan se le acerca deseoso, lo degüella. Este drama, escrito en prosa sencilla y poética, interrumpida por sugestivos rasgos líricos, se propone ser la tragedia de la esterilidad, así como Bodas de sangre (v.) es la tragedia de la maternidad.
Pero, como se observó justamente, el verdadero estéril no es Yerma, sino el marido, y el conflicto que separa a los dos esposos se resuelve al fin en un drama de honor. Pero quizá cualquier conclusión estaba por completo ausente del ánimo del poeta, que sigue atentamente en Yerma los impulsos vitales y un ineluctable instinto de la naturaleza, que acaba por arrollarla.
A. R. Ferrarin