Composiciones de Calimaco de Cirene, el mayor poeta griego de la época alejandrina (aproximadamente 320-240 a. de C.). Sólo se conocen escasísimos fragmentos; los papiros de Oxirrinco nos han devuelto el principio, algo mutilado, y una de las fábulas de la compilación.
Al comienzo se nos presenta al antiguo poeta yámbico Hipónax, de quien Calimaco toma la forma métrica del coliambo, o sea el trímetro yámbico con un troqueo en el último pie, y se le hace declarar que ya no dirigirá más versos violentos contra su enemigo Búpalo. Parece verdaderamente que los Yambos de Calimaco tenían un tono mucho más mesurado y, en lugar de asuntos estrictamente personales, como los tratados por Hipónax, narraban, en tono sencillo y espontáneo, fábulas, apólogos e historietas de intención moralizadora. Al prólogo, en uno de los fragmentos que han llegado hasta nosotros, le sigue la historia de la copa de Baticles, que, destinada por éste al mayor de los siete sabios de Grecia, pasa de Tales a cada uno de los demás, para volver finalmente a éste, quien la consagra a Apolo de Dídimo.
El otro fragmento de cierta extensión que se ha conservado relata la disputa entre el olivo y el laurel, argumento análogo al de algunas fábulas de Esopo. Entre los fragmentos menores uno se refiere al tiempo en que las bestias hablaban, privilegio que Zeus reservó luego a los hombres: «así a los actores trágicos les tocó la voz de los habitantes del mar»… Además de coliambos y probablemente yambos puros, la compilación contenía tetrámetros trocaicos, de tono más elevado. En realidad no tenemos elementos suficientes para darnos exacta cuenta de lo que debieron ser los Yambos de Calimaco, y ésta es una pérdida deplorable para la historia literaria, pues nos habrían dado a conocer un aspecto característico de la personalidad del poeta, más sencillo y natural que el que se manifiesta en las Causas (v.) y en los Himnos (v.).
C. Schick