[Weir of Hermiston]. Novela inacabada del escritor inglés Robert Louis Stevenson (1850-1894), publicada póstumamente en 1896. Aunque esta novela, cuyas últimas frases fueron escritas por el autor el mismo día de su muerte, no sea más que un esbozo, puede ser considerada como una de las obras mejores de Stevenson.
La acción se desarrolla en Escocia a principios del siglo XIX y son sus protagonistas los dos Weir: el padre Adam Weir, juez supremo del tribunal de Edimburgo, docto jurista pero hombre rudo e inflexible, y su hijo Archie. Heredero de la inteligencia del padre, pero educado junto a su madre, persona sencilla y sensible que muere pronto, el joven no experimenta hacia su padre más que terror y disgusto, incapaz de comprender la profunda ternura paterna oculta bajo su apariencia malhumorada. Muerta la madre, Archie crece solitario y salvaje, hasta que, a los veinte años, estudiante de leyes, la condena a muerte de un desgraciado joven en un proceso presidido por su padre, y el frío desprecio con que éste acompaña su imparcialidad, suscitan en el ánimo de Archie el trastorno y la rebelión. Después de haber asistido a la ejecución capital, aquella misma noche, en un círculo de estudiantes, discute la legitimidad de la pena capital, a la que él llama asesinato. Al enterarse de ello, el juez Adam interrumpe los estudios de su hijo y lo relega a Hermiston, una propiedad desierta
. En aquella soledad, Archie intenta inútilmente conciliar sus propias ideas y los rígidos principios de su padre, a quien en el fondo admira y respeta; allí encuentra en la anciana Cristina, antigua camarera de su madre, los cuidados más afectuosos, y en una joven, sobrina de ella, el amor que lo consuela y lo sosiega. Al llegar a este punto se interrumpe la narración que Stevenson se proponía desarrollar trágicamente. Archie había de matar a Frank por haber seducido a Cristina, y ser condenado por el tribunal presidido por su padre, el cual no había de sobrevivir a aquella prueba atroz. Los hermanos de Cristina liberarían después a Archie, y le ayudarían a huir a América con la joven. Estos nueve capítulos no son más que un apresurado esbozo; con todo, los personajes tienen ya exacto relieve, vida y movimiento, especialmente los de los protagonistas, y a pesar de que sus partes carezcan de las debidas proporciones, la narración revela ya su poder dramático, encuadrada en los paisajes, en los mitos, en las leyendas de Escocia.
F. Foresio