Voces Musicales, Lambros Porfiras

Poesías líricas del poeta neogriego Lambros Porfiras (pseudónimo de Demetrio Sypsomos, 1879-1932), publicadas póstumas, por su hermano, en 1934. El poeta, conocido en el extranjero y traducido al italiano, al francés y al inglés, revela en ellas los ca­racterísticos tonos de inspiración y de estilo ya manifestados en otras colecciones (Sombras, Caronte, Lacrimae rerum, etc.); una inspiración delicada y dulcemente nos­tálgica, sensible a las grandes voces de la naturaleza y de la vida, aunque con prefe­rencia a las pequeñas y vulgares, que trans­figura en un canto sinceramente emocio­nado, en sobria arquitectura estrófica de técnica perfecta.

Repiques de campanas, sombríos santos en el silencio de iglesias ocultas; una lóbrega taberna marinera don­de se busca en el vino el olvido de la vida y de la muerte; el mar con la eterna agita­ción de furias salvajes, toscas inmovilidades, serenidades risueñas, con sus buques de antenas vibrantes como cañas sacudidas por el viento o tragadas por las tormentas, que siguen a flote con sus danzas macabras; en la tierra, escorzos de interiores, ecos de pasos, música de hojas, y colinas, y bosques, y jardines, y plantas, y luces temblorosas; en el corazón, sueños inalcanzables, perdi­dos amores, una angustia que enturbia la vista, a veces contemplativa serenidad ape­nas tocada por una ternura casi feme­nina; pero casi por doquiera una sombra, aunque no sea más que el pensamiento de una primavera más verdadera, eterna, el ansia de imposibles libertades en la con­fusión con las mismas fuerzas de la natu­raleza, lejos de terrenales y humanas pri­siones, o nostalgia de perdidos amores, de juventud.

Su misma voz, fina intérprete musical de las cosas que le arrebatan consigo, parece reclinarse en un silencio final, rico, solo, cual un canto que la naturaleza calla. Esta poesía de aparente facilidad, de tono dulcemente canoro, cuya música sencilla e intensa es una sabia conquista de una na­turaleza lírica de primera categoría, difícil­mente queda sin eco; su inconfundible fas­cinación persuasiva ejerce todavía sobre los jóvenes líricos helenos amplias influencias. Metros generalmente tradicionales, idioma de espontánea elegancia.

F. M. Pontani