Famoso poemita macarrónico compuesto por un tal Fossa Cremonese (presumiblemente Matteo, como opinó Novati), hacia fines del siglo XV, y publicado a principios del siguiente.
El autor comienza por decir que su obra se intitula Virgiliana, de acuerdo con el nombre del gran poeta, aunque no canta las armas y al héroe, y no «macarrónica», porque no trata para nada de macarrones. En realidad, después de este comienzo efusivamente serio, comienza a burlarse de un tal Prisciano, rústico de pura cepa, avaro, mal vestido y siempre burlado. En tanto, en la serie de los nuevos héroes macarrónicos está en. primera fila Angelo Spuzza, veneciano, lleno de defectos, verrugoso, con la piel arrugada y bisojo. Cree ser astrólogo y no sabe nada; es una especie de Calandrino (v.), peor que el antiguo.
Digno compañero de aquel Prisciano, atestado de fanfarronadas y de ignorancia, a pesar de haberse dado a los estudios en Padua, Perusa y Bolonia. Y aparece también el retrato del propio Fossa, autor de la obra: un cremonés que intenta hacer negocios, aunque a cada paso le ocurra un percance. Cuando llega a Padua montado en un gran caballo, toda la gente acude a ver a aquel animal, y han de intervenir los guardias para poner un poco de orden. Los tipos así se suceden, llenos de vivacidad burlona, entre episodios estrafalarios y diabluras. Esta «macarronea», desquiciadamente conducida entre las acostumbradas indecencias, termina con una última tentativa: la de defender la sinceridad de la composición.
C. Cordié