[Viaggi di Russia]. Obra de Francesco Algarotti (1712-1764), más tarde llamada Cartas sobre Rusia [Lettere sulla Russia] (de 1739 a 1751), la preferida de su autor por su vivacidad y el sinfín de noticias que comunicaba a Europa bajo el aspecto familiar de cartas a milord Hervey, vicechambelán de Inglaterra, en Londres, y a Scipione Maffei.
La potencia del Imperio ruso era en el siglo XVIII uno de los motivos más citados en las discusiones sobre el estado de los gobiernos y los problemas de las varias razas humanas en el desarrollo de la civilización; el curioso ensayista veneciano hizo un viaje a Petersburgo en 1738-39, y el conocimiento que tenía de las cortes de Inglaterra y Prusia le dio los mejores elementos para formular un juicio sobre el nuevo pueblo que tras Pedro el Grande se asomaba al escenario occidental. Comprendía Algarotti que Petersburgo era un «gran ventanal abierto en el norte, por el que Rusia mira hacia Europa». Entre citas de poetas latinos y descripciones de viaje, encuentra la manera, en la misma forma epistolar, de hacer observaciones sobre la sociedad rusa, su organización civil y militar, la autoridad del zar y la potencia de los boyardos.
De la misma manera pone de relieve las costumbres de riqueza y lujo, la moda de adaptar la propia cultura sobre el modelo de la francesa, la diversidad de caracteres, desde las castas nobles a los trabajadores y campesinos, los importantes contactos con China por mercancías raras y el tráfico de artículos de primera necesidad para un gran pueblo perdido entre landas y estepas. De la misma manera describe, a través de los conocimientos ganados en Rusia, costumbres y objetos orientales, relojes, telas y perfumes, con un aire de maravilla que en la exposición adquiere rasgos de fábula. Algarotti sabe presentar la brillante materia con un aire bonachón y chistoso, y al mismo tiempo no deja nunca de interesar por la finura con que da sus preciosas noticias e informaciones. Las «charlas» con que, en sus cartas, informa a sus amigos y al público curioso de todo tiempo, son claras, perfectamente construidas en una propia unidad de estilo.
C. Cordié