[A Legend of the Rhine]. Narración heroicocómica del escritor inglés William Makepeace Thackeray (1811-1863), publicada bajo el pseudónimo de Theresa Mac Wirther, en 1845, en la revista «Table-Blook» de Cruikshank (fascículos de junio a diciembre) y editada en forma de libro en 1856, junto con Rebeca y Rovena (v.).
Es una historia de caballeros y de damas, de amor y de batallas y de virtud recompensada, sacada de la novela de Alejandro Dumas padre, Otón el arquero [Othon Varcher, 1840]. Al volver de Tierra Santa a su patria, el conde Ludovico de Homburg encuentra muy cambiado a su amigo el margrave Carlos de Godesberg. Los celos le han convertido en un hombre huraño, irascible y violento desde que el barón Gottfried le ha convencido de que su esposa, Teodora de Boppum le traiciona, y que su único hijo, Otón, es en realidad hijo de Hildebrando. Mientras Ludovico, cansado del viaje, está sumido en un profundo sueño, Teodora es enviada al monasterio de Nonnenwerth, bajo la custodia de Gottfried, y Otón embarca para Colonia. Al despertarse, Ludovico ensilla su caballo y alcanza a Gottfried en Rolandseck, junto a la cueva de un ermitaño, lo desafía y lo mata. Antes de morir Gottfried confiesa al ermitaño que Teodora no es culpable y que Hildebrando no es el padre de Otón, sino su tío, y autoriza al ermitaño a referir su confesión. Ludovico vuelve inmediatamente a casa de Carlos en compañía del ermitaño. Teodora, llamada por su marido, declara que está ya cansada de los malos tratos sufridos y se niega a volver; llega la noticia de que su hijo Otón ha muerto ahogado durante su viaje por el Rin.
Pero Otón no ha muerto; después de haberse arrojado al río para huir de la orden paterna que lo destinaba al sacerdocio, había llegado a Colonia nadando. Allí, después de haberse reanimado durmiendo treinta y seis horas, se une a los arqueros que se dirigen al castillo de Cléves en ocasión de las competiciones anuales, y gana el primer premio, que le es entregado por la propia hija del príncipe, Elena. Los dos jóvenes se enamoran a primera vista, y para permanecer junto a Elena, Otón se enrola secretamente en los arqueros del príncipe de Cléves, sacrificando su cabellera. Poco después el castillo de Cléves es asaltado por Rowski, el príncipe de Donnerblitz. Durante tres días ningún campeón se atreve a aceptar el desigual combate con su joven y vigoroso enemigo, cuando he aquí que llega un caballero desconocido que se mide con Rowski, lo vence, lo mata y luego se retira sin darse a conocer. El príncipe de Cléves, no pudiendo recompensarle, hace publicar el ofrecimiento de la mano de Elena a su liberador. Otón, que había desaparecido durante el combate, es castigado con la degradación y la expulsión, y sólo la intercesión de Elena lo salva de la pena a la que había sido condenado por el príncipe.
Mientras se aleja encuentra a su padrino, el conde Ludovico de Homburg, que lo interroga, con la consecuencia de que él también abandona precipitadamente el castillo de Cléves sin dar explicación alguna. Después de algunos días, precedido por un emisario, se presenta, cubierto con su armadura, el campeón a reclamar la recompensa prometida por el príncipe, la mano de Elena, y cuando levanta la visera del yelmo se descubre que es Otón, y su padre y Ludovico dan fe de su nobleza. El humorismo de la narración es debido a la introducción de elementos modernos, como las damas que, según la costumbre inglesa, se retiran del banquete antes que los caballeros, para tomar el café en el salón; los oficiales que, siempre según el sistema inglés de la época, compran y venden la graduación; la circulación de papel, los almacenes de confecciones, el uso del café, del té y del tabaco, los diarios y los relojes de bolsillo; pero sobre todo la combinación, con resultados altamente cómicos, de estos elementos modernos con los caballerescos. Una leyenda del Rin fue la primera de las narraciones heroicocómicas de Thackeray, que tuvieron en Rebeca y Rovena su obra maestra.
B. Cellini