[Un drame au bord de la mer]. Novela publicada en París en 1835 y que pertenece al gran ciclo de la Comedia Humana («Estudios filosóficos»). En la costa de Bretaña, entre las rocas, vive un hombre como un ermitaño. A quien se aventura por aquellos solitarios lugares, el hombre le parece ahora ya un fragmento de roca adosado a las rocas, delante del océano. Un tiempo, Cambremer (así se llama el viejo ermitaño), habitaba en una pequeña isla, cerca de allí, con su mujer y su hijo, y trabajaba de marinero con unas barcas de su propiedad. A los dieciséis años su hijo se entregaba a todos los vicios, contraía deudas y robaba en su casa.
La madre, asustada, ocultaba sus fechorías, atribuyendo a extraños los continuos robos. Pero Cambremer empieza a sospechar algo por la vida que lleva su hijo, le vigila y llega a tener pruebas de que era el ladrón que llevaba la familia a la perdición. Bretón honrado, celoso de la tradicional honradez de la familia, pero inexorable en la represión del vicio, juzga a su hijo delante de los parientes, por él convocados, y del confesor de la familia, y, probado que el desgraciado además de ladrón también es perjuro, le sorprende por la noche mientras duerme, le inmoviliza y lo arroja al mar. La madre muere por el dolor, y el viejo Cambremer paga su crimen con una vida de soledad y de purificación entre las rocas, frente a su mar.
El relato pertenece al grupo de historias trágicas en que Balzac parece haber buscado adrede las situaciones más atroces, que sirvieron al artista para sondear mejor ciertas misteriosas profundidades del alma humana. Pero no se puede decir en general que el escritor alcanzara siempre su fin. Y también aquí encontramos las grandes calidades descriptivas y el mágico realismo de las evocaciones, unas de las características más ciertas del mejor Balzac, tan sólo en ciertas páginas ricas y sabrosas dedicadas al ambiente y a los caracteres de la fuerte tierra de Bretaña.
M. Bofantini