[Trois ans en Asie]. Obra del escritor francés Joseph- Arthur de Gobineau (1816-1882), publicada en 1859. El conde de Gobineau, en 1854, en el momento más grave de la guerra de Crimea, había sido elegido para formar parte, como primer secretario, de la misión diplomática que Francia había decidido enviar a Persia, reanudando con aquel país las relaciones interrumpidas desde hacía unos años.
Este viaje representaba para Gobineau la realización de un largo sueño: llegar a la altiplanicie del Irán, cuna de la raza aria, que, según la teoría expuesta en el Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas (v.), había fecundado a las razas inferiores, negros y amarillos, y había formado en la tierra distintas civilizaciones. Saliendo de Marsella en febrero de 1855, Gobineau llegó a Teherán en julio, y al año siguiente, al regresar a Europa el jefe de la misión, le nombraron encargado de negocios, permaneciendo en Persia hasta la primavera de 1858. Después de haber regresado a Francia y de haberse establecido por algún tiempo en su castillo de Trye, escribió Tres años en Asia, recogiendo sus recuerdos y sus impresiones sobre aquel mundo que tanta veneración le inspiraba. La primera parte de su obra narra, en estilo brillante, el viaje de la misión francesa de Europa a Persia y Ir travesía de este país desde Buschir a Teherán, dos meses de marcha en condiciones excepcionales; las etapas de la aventura son Malta, Alejandría, El Cairo, Suez, Geda, Adén, Mas- cate, Buscir, Schiraz, Ispahán, Teherán.
La segunda parte es un estudio documentado sobre Persia, su historia, sus religiones, sus costumbres, sus condiciones políticas y económicas, y concluye con un curioso capítulo sobre los probables resultados de las relaciones entre Europa y Asia, lleno de observaciones profundas y originales y de anticipaciones. El capítulo termina con esta frase: «Me limito, pues, a comprobar que Asia es un plato muy apetitoso, que sin embargo envenena a los que lo comen». Gobineau volvió a Persia, como ministro de Francia, en octubre de 1861, y allí permaneció hasta octubre de 1863.
L. Gigli