Es uno de los diálogos más célebres de Luciano de Samosata (hacia 125- 185 d. de C.) y forma parte, con el Viaje a los Infiernos (v.), el Sueño (v.) y el Caronte (v.), de sus obras más directamente influidas por la comedia antigua: el propio Luciano en distintos pasajes y particularmente en el Acusado de doble acusación (v.) (cap. 33) ha señalado entre los principales modelos de su producción, por encima del mismo Menipo, a Aristófanes y a Eupoli.
La historia de Timón (v.) se narra brevemente en la Vida de Marco Antonio de Plutarco (v. Vidas paralelas) y de nuevo en la de Alcibíades; con mayor riqueza de pormenores, inspirándose probablemente en el Timón de Aristófanes, hoy perdido, Luciano presenta de nuevo y reproduce en forma dramática el tipo del misántropo ateniense Timón, que vivió en la época de la guerra del Peloponeso; arruinado y abandonado por sus antiguos amigos, Timón llora, se lamenta, acusa a los dioses y a los hombres de ser culpables de su desgracia, hasta que Zeus, compadecido, le envía, por medio de Hermes, a Plutón que le colmará otra vez de riquezas. Los amigos y aduladores se le acercan de nuevo en gran número, pero Timón, instruido por la primera experiencia, los rechaza a todos con harto justificada energía.
Tal es, en resumen, la trama del diálogo, en el que, sin embargo, se describe toda una serie de situaciones diversas, como la discusión entre Zeus, Hermes y Plutón sobre la avaricia y la prodigalidad, y el largo diálogo de Hermes y Plutón sobre los hombres, sobre las consecuencias de las riquezas, sobre los testamentos, etc., de las que el autor se sirve para desarrollar extensamente su propósito moral. La composición del diálogo, su estilo y lenguaje son siempre llenos de vida y .de movimiento, ricos de sentido del arte, lo que ha valido al diálogo su merecida celebridad. [Trad. española de Cristóbal Vidal y F. Delgado en Obras completas, tomo I (Madrid, 1882)].
C. Schick