Sísara, Pier Jacopo Martello

[Sisara]. Tragedia en cinco actos de Pier Jacopo Martello (1665-1727), publi­cada en 1715. Sisara es el general supre­mo de los cananeos que, combatiendo por su rey, Jabino, ha sometido a casi todo el pueblo de Israel. Solamente Efraím resiste, defendida por Baraco y animada por la férvida palabra de Débora. Ésta es, en su vida privada, una mujer buena y modesta, que se lamenta de que su marido, recono­ciendo en ella las señales de la elección divina, quiere que sea juez del pueblo de Israel; sin embargo, cuando Dios la exalta, una voz varonil y profética la empuja y, poniéndose las armas, guía a los guerreros a la victoria. El terrible Sisara, que por vez primera conoce la deshonra de la fuga, se dirige hacia las tiendas de Ábere. Las conoce bien esas tiendas, ya que Ábere, aunque israelita, admira el valor del ge­neral enemigo y siempre le acoge amistosa­mente, sin darse cuenta de que el ingrato aprovecha su ciega confianza para pretender a su esposa, Jael.

Ahora Ábere, al que la esposa por orden de Débora no dijo nada, tratando de defender sola su honor, está lejos, en la guerra. Jael, inspirada por Dios, acoge al fugitivo y le mata, clavándole un clavo en la cabeza. En la exultación del ejército victorioso, la acción concluye con un cántico de vírgenes, imitado del bíblico de Débora. Martello amplió el escueto ar­gumento de la historia bíblica con muchos y prolijos discursos de los diversos perso­najes. Sisara analiza en su interior la lucha entre el amor y la amistad; Ábere le de­muestra la existencia de Dios; Jael y Sisará discuten sobre el concepto del honor, una defendiéndolo, el otro despreciándolo; Ba­raco, por fin, atribuyendo al pueblo cananeo las costumbres del siglo XVIII, hace una verdadera sátira de la vida galante. La in­trusión del elemento cómico — habitual en Martello — resulta desagradable dado su contenido patriótico y religioso, y da a la tragedia un desafortunado matiz barroco.

E. C. Valla

*    El episodio bíblico inspiró también la ópera en tres actos Débora e Jaele de Ildebrando Pizzetti (n. en 1880), representada en Milán en 1922.