[Dante Symphonie]. Poema sinfónico de Franz Liszt (1811-1886), que con la Sinfonía Fausto (v.) representa una de las más acabadas realizaciones de los principios estéticos y constructivos del autor. Ambas fueron concebidas entre 1840 y 1845 y acabadas unos diez años después. Mientras que la Sinfonía Fausto tiene un carácter más francamente lírico, en la Sinfonía Dante predominan elementos decorativos y descriptivos. Liszt, al que no escapaban las dificultades de una «traducción musical» (aunque limitada a algunos momentos esenciales) de una obra compleja como la Divina Comedia (v.), quiso intentar una síntesis de ella, cuya realización resultó notablemente menos eficaz y concreta que la análoga síntesis del Fausto goethiano.
La Sinfonía Dante está subdividida en dos partes: la primera, concebida como un tríptico; la segunda, formada de dos episodios. En la primera, «Infierno», después de una introducción dramática y tempestuosa que expone un tema confiado a los instrumentos de metal a cuyas notas está asociado el terceto «per me si va nella cittá dolente», sigue un episodio de carácter lírico que simboliza el amor de Paolo y Francesca, para llegar a una conclusión agitada y tumultuosa. La segunda parte, «Purgatorio», en que el autor ha querido expresar la serenidad apropiada a la «porta di Paradiso», expone al comienzo una amplia melodía que pasa de las trompas al oboe y después a los clarinetes y a las violas, y de la cual nacen otros cantos llenos de melancólica dulzura. Uno de ellos, calmosamente, se va precisando y adquiere predominio: es el «Magníficat». Con él la voz del coro entra a formar parte de la trama sinfónica, y la obra concluye con sonoridades cada vez más atenuadas, en una luminosa atmósfera de misticismo. L. Córtese
Este poema sinfónico, brillante y fértil creación de Liszt, será su mejor título de gloria ante la posteridad. (Saint-Saéns) Su arte es sobre todo literario y descriptivo y siempre hay una idea poética o filosófica que se halla en la base de sus composiciones y motiva su contenido expresivo. (Dukas)
La belleza indiscutible de esta obra de Liszt nace, en mi opinión, de su amor a la música fuera de otro sentimiento cualquiera. A veces consigue tratarla de tú, y sentarla confidencialmente sobre sus rodillas… Esa fiebre y esa frecuente descompostura del genio de Liszt son preferibles a la perfección, aunque ésta lleve guantes blancos. (Debussy)
Liszt hace pensar en Gustave Doré: es un ilustrador. Raros son los momentos en que se recoge para mirar en sí mismo; es algo superficial, casi siempre en guardia, y, por lo demás, sin charlatanerías, y con una especie de altiva convicción e ingenuidad en medio de su énfasis. (Combarieu)
La más importante fuerza germinativa de la música moderna. (C. Gray)