Es el libro más curioso del «magnífico caballero» Pero Mexía, cronista del emperador Carlos I, nacido en Sevilla a fines del siglo XV y muerto en 1551. El gusto por la variedad caracteriza la obra de Mexía, especialmente la Silva de varia lección, libro en el que se mezclan la erudición, la amenidad y la elegancia de estilo y que fue publicado por primera vez en Sevilla en 1540. El libro trata de historia primordialmente, pero en él se mezclan los relatos fantásticos, los errores, los milagros, las inexactitudes históricas, etc. Pero junto a todo esto encontramos preciosas noticias sobre sus contemporáneos y sobre sucesos de su época.
Valbuena lo califica de «cajón de sastre» y Menéndez Pelayo de «libro curioso». Los precedentes del género se han buscado en Aulo Gelio, en Macrobio, en los humanistas italianos coetáneos. Esta obra fue editada muchas veces durante los siglos XVI y XVII, fue imitada por Timoneda en el Pasajero, por Suárez de Figueroa en Paseos de Pausilipo y por Montalbán en Para todos (v.). Es curioso observar que la Inquisición mandó borrar en ediciones posteriores el capítulo dedicado a la papisa Juana. En la actualidad ha sido editado por Justo García Soriano en la «Sociedad, de Bibliófilos Españoles» (Madrid, 1933-1934). Pero de Mexía y especialmente su Silva son símbolo de toda una época. Su libro pertenece a un género muy concreto y del que tenemos abundantes testimonios en el siglo XVI, el género de las misceláneas, las cuales fueron escritas por sus autores, según observa el gran hispanista Marcel Bataillon, con el fin de ofrecer retazos de verdad, aunque fueran heterogéneos y de calidad desigual, y si bien esta actitud no puede relacionarse directamente con el erasmismo — por otra parte el erasmismo de Mexía «fue siempre tímido» a pesar de la relación epistolar de Mexía con Erasmo —, permite relacionarla «estrechamente con las tendencias por las cuales contribuyeron los erasmistas a una renovación de la literatura en lengua vulgar». Bataillon afirma que la Silva no refleja de ningún modo las inquietudes de la época.
Mexía, al tratar los problemas, tanto de historia natural como de astrología o de filosofía, los trata como curiosidades. «El lector — termina el hispanista francés en su análisis —, como el autor, nada en el océano de una curiosidad sin preferencias, sin ideas, asiéndose sucesivamente a los despojos más heterogéneos».
A. Comas