[Sette anni di sodalizio]. Obra de Antonio Ranieri (1806-1888), escrita en 1880, después de la publicación de algunas cartas de Leopardi, que a Ranieri le parecieron disminuir el alcance de la hospitalidad por él ofrecida al ilustre poeta. Según la intención del autor su librito había de servir, pues, para desvanecer los posibles equívocos que aquellas cartas pudieran hacer surgir; pero su carácter tendenciosamente exhibicionista no pudo substraerse a la tentación de pasar a la historia como amigo legendario, y elevar a apostolado la obra de asistencia de su hermana Paolina. Los procedimientos que escogió no podían ser más infortunados: todas las miserias más íntimas y profundas de aquellos años de Leopardi fueron puestas al desnudo, sin rehuir ningún pormenor, y mejor si era repugnante.
Todo fue exagerado o tal vez inventado sin ningún recato con tal de poder demostrar el gran sacrificio financiero y moral que había hecho durante aquel período de vida común, y ningún temor de profanar la memoria del ilustre muerto frenó aquel relato. Desde el momento en que él, en Florencia, va a casa de Leopardi y lo halla «desesperado al tener que regresar por motivos pecuniarios a su casa paterna», y en tono melodramático le dice: «tú no irás a Recanati», hasta los pormenores de su muerte y de los gastos hechos para evitar a su cadáver la fosa común; todo lo sucedido es narrado con tono de ostentación pueril. Este libro no podía menos de suscitar infinitas polémicas: junto a Ranieri se agrupan todos los que, como Atto Vannucci, a quien había sido dedicada la obra, creían en la buena fe de su autor y estaban dispuestos a simpatizar con él; en contra de él se arrojaron los leopardianos furiosos, los cuales capitaneados por Piergili, Ridella, y más tarde Moroncini, se propusieron rehabilitar la grandeza moral del poeta y con documentos probatorios tacharon a Ranieri no sólo de megalomanía,’ de mentirosa vanidad, sino que también le echaron en cara haber aprovechado para sus propios fines su amistad con Leopardi, sobre todo en cuanto se refería a la administración pecuniaria de su vida en compañía.
T. Momigliano