[Narraciones de la historia de los Tres Santos]. Gran novela china de Lo Kuan-chung, más conocido con el pseudónimo literario de Lo Pén, que vivió al final de la dinastía de los Yüan (1280-1367) y al comienzo de la de los Ming (1368-1644).
La obra, popularísima, comprende 120 capítulos, y está escrita a base del San Kuo Chih (v.) de Ch’én Shou. Al fin de la dinastía de los Hou Han (25-220), por debilitación de la Casa imperial, el gobierno pasó a manos de los ministros, y el Imperio se dividió en tres estados: Ts’ao Ts’ao, primer ministro de la corte, ocupó la China septentrional, instalando su reino de Wei; Sun Chüan se adueñó de la China Central, de la que era gobernador, y en ella instaló el. reino de Wu, con capital en Wu-chang; y Liu Pei, miembro de la Casa imperial, se adueñó de la parte superior del Yang-tse-kiang, fundando el reino de Shu. Desaparecidos estos personajes, sus descendientes no supieron mantener el poder y en el año 256 d. de C. un general conquistó los tres estados e inició la dinastía imperial de los Chin. Sobre estos hechos, que habían ya inspirado obras teatrales en la dinastía de los Yuan, Lo Kuan-chung tejió su novela. Por lo general se trata de episodios militares en los que triunfa, no la fuerza de las armas, sino la astucia: batallas de intelecto en las que vence el más astuto y el más inteligente. Por eso el personaje que domina toda la obra es K’ung Ming (v.), el prudente «estado mayor» de Liu Pei, que ha de guardarse no sólo de los generales enemigos, de Ts’ao Ts’ao, sino también de Chou Yü, general aliado de Wu.
En su figura y en sus estratagemas se inspiran numerosas narraciones. Una vez, asediado en una ciudad sin posibilidad de escapar, decide abrir todas las puertas de la muralla. Viendo el enemigo las puertas abiertas de par en par, teme una horrenda celada y se aleja, dejando así a K’ung Ming la posibilidad de rehacerse. Otra vez, su destreza está empeñada con Chou Yü. Ha prometido, bajo pena de su cabeza, procurare cien mil flechas en tres días. Chou, que lo vería de buena gana muerto, trata por todos los medios de ponerle obstáculos, pero el sagaz K’ung Ming tiene su plan: hace preparar veinte barcas cubiertas de una espesa maleza, en una mañana de niebla cerrada se acerca a la flota enemiga y hace sonar la señal de ataque. Ts’ao Ts’ao, creyéndose atacado, ordena el contraataque y una espesa nube de flechas cae sobre las barcas quedando prendidas de las malezas. Disipada la niebla, K’ung Ming vuelve a casa triunfante con su enorme botín.
A través de innumerables episodios, se dibuja la figura del prudente «estado mayor», la única figura verdaderamente viva y espontánea del libro. Los demás personajes están ensombrecidos y oprimidos por la constante preocupación del autor por seguir la relación histórica de los hechos, lo que resta a sus personajes nitidez de contornos y caracterización precisa. La lengua usada en la novela es una mezcla de «Pai-hua» (lengua hablada) y de «Wén-yen» (lengua literaria), por lo que se duda de que Lo Kuan-chung sea el único artífice, a menos que no se haya fundamentado en dos distintas obras anteriores. (C. H. Brewltt- Taylor, San Kuo, Londres, 1925; W. C. Mil- ne, Extract from the San kwoh chi, «Chínese Repository», vol. XII; Th. Pavie, Sankoué-tchy, París, 1845-51).
P. Siao-Sci-Yi