[Romanze]. Recopilación dé poesías líricas de Giovanni Berchet (1783-1851), compuestas entre 1822 y 1827. Enlazan con la forma de la poesía popular e inauguran entre los italianos el romanticismo del «irredentismo», tratando de fundir el motivo popular dramaticonarrativo y los principios nórdicos, enunciados en la Carta semiseria (v.), con la realidad histórica. El motivo inspirador de esta poesía son los hechos que se desarrollan en Italia de 1821 en adelante, en aquel período intenso y doloroso entre el primero y el segundo movimientos liberales: entre vanas tentativas y torvas opresiones, entre ansias secretamente nutridas y propósitos heroicos sofocados en sangre.
Así vemos a la joven «Clarina», cuyo novio ha buscado la salvación en el destierro, después del fracaso del alzamiento del 21, y que cada noche va a recordar a orillas del Dora, donde le dio el último adiós, las horas pasadas con él; o la mujer italiana «Rimorso» [«Remordimiento»], que se ha casado con un extranjero opresor y, despreciada por todos, lamenta la vergüenza de su acción; o la muchacha italiana «Matilde», aterrorizada por un sueño en el que le parece que su padre quiere obligarla a casarse con un soldado alemán; o el joven «II Trovatore» [«El Trovador»], que después de confiar al canto su secreto amor por la mujer de su propio señor, se^ ve obligado a .desterrarse, en continua huida; o la madre angustiada porque uno de sus hijos ha sido condenado al destierro mientras el otro ha sido sorteado entre los que han de servir bajo la enseña austríaca («Giulia» [«Julia»]). El valor de estos Romances no reside tanto en la narración dramática como en el clima lírico, francamente expresivo de un período a la vez oprimido y rebelde, confiado y decepcionado, tendido entre el pasado y el futuro, sobre la inconsistencia de un presente ilusorio. El Romance más conocido es el Ermitaño del Cenisio (v.).
M. Maggi
Los divinos Romances de Berchet, en los que resplandece en grado sumo la templanza, una de las más hermosas virtudes del carácter italiano. (Imbriani)
Los llamaría «evanescentes», para indicar los sentimientos que el poeta reproduce y que terminan en forma condensada y replegada sobre sí misma, y que dicen tanto porque encierran el pensamiento que se agita desde dentro, el sentimiento que roe el corazón como carcoma: son situaciones que se anuncian dramáticas y se transforman en líricas… No hay ninguna que no se sepa de memoria, y de ello resulta que no es un poeta transitorio, sino una escala perenne en la historia de la poesía italiana. (De Sanctis)
Lo que constituye su lozanía es la profundidad del sentimiento: aquel ímpetu sincero que todavía sacude y enciende las palabras. (F. Flora)