[Roma sotterranea cristiana J. Obra de Giovanni Battista De Rossi (1822-1894), arqueólogo y epigrafista, publicada sucesivamente en 1864-1867 y 1877-1898, en cuatro volúmenes y tres atlas; el cuarto volumen fue publicado después de su muerte.
La obra, que continuada por Marucchi, Wilpert y otros, se proponía estudiar todos los cementerios cristianos de Roma, comprende, ante todo, amplias noticias sobre el redescubrimiento de las catacumbas romanas desde los humanistas del siglo XVI (que allí celebraban reuniones clandestinas, no siempre de carácter cristiano) hasta Bosio y el Padre Marchi: sobre su origen, destino y topografía; sobre la cronología de la Roma cristiana subterránea, desde la época apostólica hasta mediados del- siglo IX, cuando el olvido se cernió sobre las catacumbas. Sigue la descripción y el estudio de los cementerios de san Calixto, que fue el primero y feracísimo campo de los descubrimientos realizados por De Rossi, quien nos presenta la famosa Cripta de los Papas y la de la mártir santa Cecilia; asimismo de los otros cementerios adyacentes, que permitieron restablecer el plano primitivo del cementerio de san Calixto y del sepulcro del papa mártir san Cornelio, en la cripta de Lucina, con sus antiquísimas inscripciones griegas y pinturas de estilo pompeyano, de principios del siglo II.
El segundo volumen, que es el más extenso, continúa con un examen meticuloso de toda la rica cosecha de reliquias, monumentos e inscripciones del cementerio de Calixto, reconstruyendo la historia de los cuatro primeros siglos. Estudia después analíticamente los sepulcros de los diversos papas y los monumentos de la cripta de san Sixto y santa Cecilia, con las inscripciones damasianas halladas y las pinturas murales que la adornan, y el número de los mártires allí sepultados — fijado en unos 4.000 — que es objeto de debate. El tercer volumen estudia con la misma amplitud otras regiones subterráneas y la necrópolis incorporada al cementerio de san Calixto, entre la Vía Apia y la Ardeatina. Después de describir el cementerio de santa Sotera, con el pequeño sepulcro gentilicio de los antepasados de san Ambrosio, examina el autor las denominaciones generales de las necrópolis cristianas, la subterránea y la que está a flor de tierra, las diversas formas de sepulcros y monumentos cristianos, comparándolos con los de los paganos. Pasa después a los ritos que allí se celebraban: exequias, sacrificios, ceremonias fúnebres, etc., a las diversas organizaciones colegiales y administrativas, a los diversos objetos e instrumentos encontrados en los sepulcros cristianos.
La segunda parte de este tercer volumen describe el cementerio de santa Generosa, cerca del bosque de los Arvales, como documentación de los azares sufridos por los monumentos paganos, con el triunfo del Cristianismo. Los tres volúmenes de láminas ilustrativas, que representan las mejores muestras de lo que el arte cromolitográfico podía lograr por entonces, constituyen un necesario comentario del texto. Si bien es cierto que en la Roma Subterránea Cristiana no podía aportar De Rossi, además del marco y la magistral introducción, más que un ensayo sobre el método científico a seguir en estos estudios e investigaciones, con la ilustración insuperable de una de las regiones necrológicas por él descubiertas, su obra ha creado el modelo a seguir por sus discípulos y continuadores. Lo que la obra hubiera podido ser de haberla podido continuar, viene indicado por el glorioso «Bullettino d’archeologia cristiana», que él fundó en colaboración con sus discípulos y que durante treinta años (1863-1894) se nutrió casi exclusivamente con sus escritos, apoyados por numerosas láminas litográficas y en zincotipia.
El «Boletín», que tras la muerte de De Rossi continuó bajo la dirección de Gatti y Marucchi, se convirtió más tarde, y así continúa todavía, en órgano de la Comisión pontificia de arqueología cristiana.
G Pioli