Retratos Literarios, Charles-Augustin de Sainte-Beuve

[Portraits littéraires]. Colección de semblanzas críticas de Charles-Augustin de Sainte-Beuve (1804- 1869), publicada en edición definitiva en 1862-1863; con el mismo título, en 1844, ha­bían sido reformados los ensayos del vo­lumen Críticas y retratos literarios [Criti­ques et portraits littéraires, de 1832, re­impresos con adiciones en 1836-1839], a los que fueron unidos los últimos retratos lite­rarios [Derniers portraits littéraires, de 1852].

Esta obra no trata más que de au­tores ya desaparecidos, y cada semblanza es tan sólo un tema de lectura que escapa a toda intención polémica. De este modo, Sainte-Beuve se ocupa de Virgilio, Teócrito, Boileau, Corneille, La Fontaine, Racine, Di­derot, Moliere, Prévost y Chénier, ofre­ciendo una inquieta búsqueda de belleza en un clima de pleno clasicismo, según unos, y el interés por la sociedad contemporánea, en opinión de otros. En las páginas dedi­cadas a pensadores, como Cousin y Joufroy, a estudiosos y hombres de mundo, como Nodier, Fontanes y Joubert, el crítico mues­tra toda su perspicacia al juzgar autores y obras muy diversas en una única atmósfera espiritual, valorando en cada uno de sus testimonios todo cuanto se relaciona con la inspiración del momento y cuanto con­fiere una grandeza propia ante la tradición francesa. De este modo, Sainte-Beuve afir­ma su carácter de analista penetrando en la psicología de los autores tratados y re­cogiendo agudamente los rasgos de su in­dividualidad.

En este aspecto son ejempla­res las páginas sobre Benjamín Constant y Madame de Charriére. Pero todavía ofrecen un mayor interés, posiblemente, las páginas que se refieren personalmente a Sainte- Beuve y que contribuyen a la formación de su biografía espiritual: páginas integradas por los «Pensamientos» [«Pensées»] y por «Una palabra sobre mí mismo» [«Un mot sur moi-méme»]. El crítico afirma, en una famosa frase, que hace historia natural de la crítica y que «herboriza» a través de las obras de sus autores; realmente es un «na­turalista del espíritu», también en esta obra, que abordando diversos temas con su pe­culiar elegancia y con la nostalgia clásica de la antigua belleza, constituye un modelo refinado de análisis y de estilo.

C. Cordié

Es la inteligencia más fina, más dúctil, más ávida de conocimientos, más adivina­dora de problemas y de dificultades que jamás se haya dedicado a la crítica. (Lanson)

No supone una exageración opinar que Sainte-Beuve es, en la crítica, lo que Víctor Hugo es en la poesía y Balzac en la novela; que allí ocupa la misma posición eminente y que en el sector literario su aportación es una revelación de igual importancia. (Thibaudet)

… espíritu absolutamente moderno, es el padre de toda una literatura, de todo un pensamiento sensible, maduro, más próximo a nosotros que a sus contemporáneos. (Fernández)