[Imaginary Portraits]. Colección de ensayos de Walter Horatio Pater (1839-1894), publicada en 1887; escritos de sugestiva elegancia que pueden situarse entre la crítica y la novela.
«Un príncipe de los pintores de Corte» [«A Prince of Court Painters»] es un exquisito perfil de Antoine Watteau (1684-1721), que había pintado tan perfectamente la vida frívola del siglo XVIII francés, porque la veía con una mezcla de nostalgia y desprecio; «Dionisio de Auxerre» [«Denys l’Auxerrois»] es una visión imaginativa del espíritu del Renacimiento, por el que Dionisio se reencarna y sufre el martirio en la figura de un guapo muchacho de la baja Edad Media francesa; «Sebastián van Storck» es el retrato de un joven en el que se compendian las corrientes del gusto y del pensamiento filosófico (Spinoza) del siglo XVII holandés; de la aridez de la abstracción metafísica se redime sacrificando su vida para salvar a un muchacho en una inundación; «El duque Carlos de Rosenmold» [«Duke Cari of Rosenmold»] es un verídico relato, en el que con la muerte violenta del duque y de su amante, arrastrados en la oscuridad por un ejército, se quiere simbolizar el fin de la vieja Germania y su nuevo destino militar; todos los impulsos del alma germana en la época de la Ilustración están condensados en este personaje, diletante sensual a la manera de Luis II de Baviera. En todos estos juveniles retratos de Pater existe un contraste entre la tendencia a la renuncia y la rica existencia que el destino parece haberles reservado; destino afín al de aquel Mario el epicúreo (v.), aunque en esta obra de fantasía puede apreciarse una transposición simbólica de una profunda experiencia del autor.
La femineidad fundamental de estos delicados adolescentes pertenece ya al decadentismo. Bajo la apariencia serena y equilibrada de documentos críticos, vibra en estos ensayos, de estilo suave y docto, una sensibilidad excepcional. [Trad. española de J. Farrán y Mayoral (Barcelona, 1942)].
M. Praz
En Pater tenemos un Ruskin sin prejuicios, que es tanto como decir sin el aspecto cómico. (Chesterton)
En los Retratos imaginarios, Pater se libró casi completamente de los escrúpulos tradicionales que podían detener su ingenio prudente y solitario. Puso las notaciones extrañamente complejas que figuras y épocas estampaban en su inteligencia, en una forma nueva y bien suya, donde el espíritu de la realidad histórica se exaltaba hasta llegar a aquella revelación que parecía propia de la poesía y de la música. A la belleza histórica se aliaba una belleza alegórica. A la autenticidad científica se añadía una sugestividad de invención por la que las figuras tienden a hablarnos en cada momento, personajes trágicos animados por nuestro propio drama. (E. Cecchi)