[Antwort eines deutschen an die Welt]. Es la justificación moral más elevada que ha intentado un intelectual alemán sobre el nacimiento del nacionalsocialismo.
Aun cuando el autor, Rudolph G. Binding (1867- 1938), se declara inmune de cualquier contaminación política — no se había inscrito en el partido —, siente la necesidad de tomar la palabra, en 1933, para contestar a Romain Rolland, que había formulado una especie de acta de acusación contra la Alemania nazista. Binding sostiene que, después de los oscuros años que siguieron al término de la guerra de 1914, el pueblo alemán sintióse destrozado, dividido e inerte y que sólo un gran movimiento instintivo de renacimiento nacional podía devolverle, y le había devuelto, el sentido de la unidad y de la dignidad.
Para Binding, la violencia, el propio racismo, son «apariciones marginales» en un gran proceso de unificación nacional. Observaba el progreso de dicho movimiento, en lo íntimo, «no hacia tierras extranjeras, mares, fortalezas, riquezas y potencias»; y apelaba a la «Sehnsucht» de aquellos que tras la derrota habían regresado a sus hogares, cuando terminó la guerra. Incluso frente a los acontecimientos históricos que siguieron, la posición de Binding se mantuvo siempre independiente y de acuerdo con su punto de partida. La muerte le ahorró el ver cuán poco la realidad correspondió a aquellos ideales.
R. Paoli