Son cien sabios consejos destinados a la educación del soberano y dirigidos por aquel emperador bizantino (1348/1350-1425) a su hijo mayor Juan Paleólogo (Juan VIII), cuando éste tenía 14 años.
Es una excelente selección de elevados preceptos morales, de observaciones útiles para un príncipe, de sentimientos profundamente cristianos, escrita en forma elegante, con frecuentes citas clásicas, y palabras, ideas e imágenes tomadas de la Sagrada Escritura y de los Padres de la Iglesia. A los preceptos siguen siete composiciones retóricas: sobre la elocuencia, virtud y cualidades de un buen príncipe, sobre el amor al bien, sobre el libre albedrío, los peligros y utilidad de los placeres, la naturaleza del pecado, la humildad. Parece que fueron recitados por el emperador en presencia de la corte.
Asombra que, en un momento en que eran necesarios todos los esfuerzos para salvar de la ruina al vacilante imperio, el emperador se dedicara a estos ejercicios retóricos y literarios. La obra ofrece una conclusión en forma epistolar.
L. Banti