Port-Tarascón, Alphonse Daudet

El último libro [Port-Tarascon] fue publicado en 1890. Los taraconeses más audaces, excitados por el ambiente de aventura y de heroísmo que la presencia de Tartarín mantiene vivo en la ciudad, e irritados con el gobierno por el caso de la supresión de las Congregaciones religiosas (por lo que han tenido que sostener, en de­fensa de sus amados «Padres blancos», nada menos que un asedio contra las fuerzas del Estado), deciden partir para una lejana tie­rra salvaje de Australia, para fundar allí una colonia que inmortalizará en los mares del Sur el nombre de Tarascón y la memo­ria de su audacia.

El fantástico proyecto se lleva a cabo, pero con las más desastrosas consecuencias: toda suerte de obstáculos naturales y de luctuosos accidentes siembran pronto la desesperación entre los incautos colonizadores. Este libro es, a todas luces, el más flojo de la trilogía, tanto por su tema demasiado explotado como por la fatigada vena del narrador. El clima de Tarascón estaba ya harto comprimido y apurado en los dos primeros libros para poder afrontar unas peripecias ajetreadas por temas tan inconciliables. [Trad. castellana de J. Gar­cía Aldeguer (Madrid, hacia 1898) y cata­lana de Santiago Rusiñol (Barcelona, 1917)].

M. Bonfantini

El narrador provenzal se ha convertido en el novelista del Mediodía con Tartarín de Tarascón, o mejor con la trilogía comple­tada con Tartarín en los Alpes y Port-Taras- cón. Las tres novelas están destinadas a ser la obra más famosa de Daudet. Es ante todo un puro narrador y su endeblez de novelista ya no le perjudica. En segundo lugar, es aquí únicamente donde ha creado un tipo, más aún, unos tipos. Tartarín ha resultado el Don Quijote francés. (Thibaudet)