[Poezije]. Son cuatro volúmenes del poeta esloveno más popular: Simón Gregorčič (1844-1906). El primer volumen fue acogido con enorme entusiasmo (1882), como la realización del programa literario de Stritar, defensor de una especie de neorromanticismo estético, con elementos del pesimismo filosófico de origen schopenhaueriano.
Aunque Gregorčič sea un auténtico discípulo de Stritar, sin embargo su poesía, más que de la teoría, brota directamente de su mundo alpino y de sus experiencias personales, a las que el poeta supo dar profunda expresión. La forma recuerda a menudo la canción popular elevada a una armonía y perfección singulares. Los motivos fundamentales son: el amor como manifestación de un erotismo profundo, pero contenido e idealizado, el sentimiento patriótico de acordes conmovedores, consideraciones melancólicas sobre su propia suerte, lamentos por la desgracia propia y de la humanidad, pero también incitaciones a la firmeza de carácter en la lucha por la vida: «Nuestra estrella» [«Naša zvezda»], «El pastor alegre» [«Veseli pastir»], «La flor perdida» [«Izgubljeni cvet»], etc.
Algunos temas épicos están tratados eficacísimamente en baladas de fuerte lirismo: «El juramento de Jefté» [«Jeftejeva prisega»], «Venta al encanto» [«Dražba»]. Junto al entusiasmo de la crítica y del público se dejó oír el áspero juicio del rigorista católico Mahnic que censuró al poeta. El segundo volumen (1888) tiene todos los méritos del primero pero está más impregnado de tristeza. La nota patriótica se refuerza con un toque de orgulloso entusiasmo por su propio pueblo en: «Amaré a una sola joven» [«Eno devo le bom ljubil»], «¡Salvemos nuestra bar- quita!» [«Naš čolnič otmimo!»].
Los temas épicos están tratados con el arte del principio y con mayor amplitud: «El testamento del j eduque» [«Hajdukova oporoka»], dedicado a las luchas de Bulgaria por la liberación del dominio turco, «El lago de Raibl» [«Rabeljsko jezero»], desarrollo poético de la leyenda según la cual un pueblo alpino fue sumergido por las aguas por no querer dar albergue a una pobre mujer con su niño. Enfermedades, desgracias y críticas malévolas amargaron al poeta, que calla durante muchos años. El presentimiento de la muerte y las meditaciones sobre su propia vida, proyectada sobre el fondo de la eternidad, forman el tema del tercer volumen (1902).
El cuarto, póstumo (1908), posee acentos de poesía social y tiene estrofas que recuerdan los mejores años («¡Dios te conserve en flor!» [«Ohrani Bo te v cveti!»]). Las poesías de Gregorčič constituyen la mayor riqueza poética de los eslovenos en la segunda mitad del siglo XIX.
A. Bundal