Poesías, Paul Heyse

[Gedichte]. Aunque lo mejor de la obra de Paul Heyse (1830- 1914) se encuentra en las Novelas cortas (v.), también su poesía revela una perso­nalidad poética; es rica en armonía, en colo­res y acentos delicados, serenos ideales de belleza y de bondad.

Las poesías, al prin­cipio publicadas sueltas, fueron recopiladas en varias ediciones; la de 1905 es un volu­men de más de quinientas páginas. Llenos de sentimiento y de melancolía están los ciclos «Cantos de juventud» [«Jugendlieder»], «Nueva vida» [«Neues Leben»], «A mis muertos» [«Meinen Toten»], dedicado este último a sus tres hijos fallecidos; par­ticularmente conmovedor es el «Diario» [«Tagebuch»] (octubre 1877-mayo 1878) por la muerte de su hijito Vifredo; la sombra del niño predilecto acompaña al padre en sus peregrinaciones por las ciudades ita­lianas, y su lamento es tan vivo que le parece verlo a su lado, oír su voz, tener su manita entre las suyas, hablar con él. «Me parecía que llamaban a la puerta…» [«Mir war’s, ich hórt’es an der Türe pochen…»] son versos donde el arte y la vida se confunden en admirable comunión de afecto y poesía.

«Impresiones de viaje» [«Reisebilder»], «Libro de bocetos italianos» [ «Italienisches Skizzenbuch» ], son cuadros vivos, donde el carácter del paisaje italiano está retratado con todo su esplendor de luces y colores, expresando la mágica fas­cinación ejercida por la «tierra prometida» sobre los «peregrinos del Norte». En una carta a sus admiradores italianos que le habían enviado felicitaciones por el premio Nobel de 1910, expresó su amor por Italia a la que fue «fiel durante cincuenta y ocho años», ya que ella era «inspiradora de su musa»; sigue a la carta un soneto «All’Italia», que termina con un verso dan­tesco levemente modificado: «Valsemi il lungo studio e il grande amore». Es famosa una «Canción de Sorrento» [«Lied von So- rrent»] sobre una melodía popular napo­litana: «Como los días que vuelan felices…» [«Wie die Tage so golden verfliegen…»], que junto con «Laurella», ilustra su céle­bre novela L’Arrabbiata (v.).

Compuso tam­bién «Sonetos romanos» [«Römische Sonet­ten»] y un «Diario invernal de Gardone» [«Wintertagebuch aus Gardone»] de 1901- 1902, que muestra cómo aquella musa se­guía siendo propicia al poeta de más de setenta años. Los versos fluían fáciles y armoniosos, reflejando el culto supremo de su vida, la belleza pura y serena. Una de sus poesías más hermosas y que expresa la fe optimista del poeta en el bien que a to­dos llega en cierto momento de la vida, es: «Soporta, aguanta quieto/dentro de una horita/tu cuarto ¡estará lleno de sol!» [«Dul­de, gedulde dich fein!…»], donde la luz es símbolo de alegría, de pureza y de liber­tad, que recuerda a Mörike, así como el can­to a la luna «Vago callado…» [«Ich wandle still den Waldespfad…»] recuerda a Eichendorff. Singular eficacia poética en sus ras­gos descriptivos revelan los sonetos-retratos dedicados a Eichendorff, Storm, Keller, Mörike, Geibel y otros artistas contemporá­neos.

La vena humorística de Heyse, que sonríe humilde sobre las estulticias huma­nas, encuentra expresión lírica en «Senten­cias» [«Sprüche»], en «Cordura de la vida» [«Lebensweisheit»], en «Diálogos» [«Zwie­gespräche» ], así como aparece su vena na­rrativa en «Idilios» y en las poéticas «Cartas de viaje» [«Reisebriefe»] a su mujer y amigos. Las «Gazelas» [«Gashelen»] son un alarde de maestría técnica en el manejo del verso y en la superación de dificultades métricas. Ésta fue puesta a prueba asimis­mo en una serie de traducciones, a menudo excelentes, de poetas italianos y españoles y de cantos populares. Son notables los cin­co volúmenes publicados entre los años 1869 y 1905 con el título Poetas italianos de mediados del siglo XVIII [Italienische Dich­ter seit der Mitte des achtzehnten Jahrunderts].

C. Baseggio