El granadino Mošé ibn ‘Ezra (segunda mitad del siglo XI y primer tercio del siglo XII) es seguramente el mejor exponente de la gran asimilación de la poesía árabe por los judíos españoles.
La linajuda familia de los Ibn ‘Ezra ejercía en Granada como una función académica y era el centro de formación intelectual, o mejor, poética, de toda una pléyade de jóvenes estudiosos judíos (entre ellos Yěhudá ha-Levi) que allí acudían desde los más lejanos lugares de España para adiestrarse en las nobles armas de aquella brillante cultura árabe española. En Mošé ibn ‘Ezra encontraremos toda la temática de la poesía arabigoespañola. En su Dīwān, editado magníficamente por el profesor H. Brody, encontramos poesías amatorias, florales, panegíricos, elegías, poesías didácticas, enigmas.
La asimilación de la poesía árabe es tan perfecta que, incluso, a veces, padece la tradición o solera hebraica del autor, ya que, al par que los poetas árabes, canta a la amada en términos que rebasan los límites del pudor bíblico. En algunas de sus poesías escritas en la forma popular de las «muwaššahas» aparecen al final de la última estrofa versos en romance entreverado de palabras árabes — o sea, las «jarŷas» —, que indicaban las rimas finales de las diferentes estrofas de la composición y que seguramente declaraban también la melodía con que se cantaría.
Algunas de estas «jarŷas» serían tomadas del ambiente poético popular y se encuentran idénticas en otros poetas. Luego, ya en edad madura, nuestro autor pasó épocas de gran amargura; por causas ignoradas tuvo que abandonar Granada, y anduvo errante por el norte de España, al parecer en tierra de cristianos. De esta época proceden la mayor parte de sus poesías religiosas y morales, empapadas de contrición y de cierto pesimismo.
J. M. Millas Vallicrosa