La obra literaria de Luis de Ulloa y Pereira (1584- 1674), sin gran ambición, ofrece con todo curiosas facetas y singulariza a este autor, que no ocupa, sin embargo, ningún lugar relevante en las historias literarias.
Además de sus obras en prosa, de carácter moralizador y reveladoras de una actitud desengañada y pesimista frente a la vida, y de su poema narrativo Raquel (v.), en la edición de las Obras de Don Luys de Ulloa y Pereira, Prosas y Versos añadidos en esta última reimpresión, de 1674, en Madrid, nos es dado leer una curiosa colección de poemas en los que pueden rastrearse las últimas huellas del culteranismo ya próximo a su fin, como los sonetos a «Celia» y a «Filis», y también una extraña composición, especie de réplica al famoso «Beatus ille…», en la que se canta una alabanza de la corte y menosprecio de la aldea.
Ulloa y Pereira demuestra en sus poemas la profunda admiración que sintió por el Conde-Duque de Olivares, a quien dedica una epístola en tercetos, un romance y un soneto con ocasión de su destierro en Toro, la patria del poeta. La poesía de Ulloa acusa una gran falta de personalidad y aparece siempre como un eco de provincias que recoge la última moda de la corte, a veces ya trasnochada; sin embargo, como quedó indicado, en la poesía de Ulloa y Pereira no faltan la nota sorprendente o la salida de tono que salvan la monotonía del conjunto y hacen recordar al poeta.
A. Pacheco