Gottfried August Bürger (1747-1794) fue publicando sus versos en revistas de la época como «Der Wandsbecker Bote» (v.), «El almanaque de las musas» (v.), de Gotinga, de Lunnenburg y de Hamburgo, «Deutsches Museum» (v.), etcétera.
Más tarde reunió aquellas poesías en volumen, trabajándolas y limándolas cada vez con mayor exigencia. La primera colección preparada por el autor, que comprende 66 composiciones poéticas, se remonta a 1778; la segunda, con 142 poesías ordenadas en tres libros, a 1789 (ambas colecciones salieron de las imprentas del editor Dietrich de Gotinga). La fama de Bürger está más ligada a sus «romances» y «baladas», en los que predominan el elemento épico y el tono popular, que a sus «poesías líricas». Mas para una justa valoración del arte de este poeta deben ser convenientemente examinadas también estas últimas. En la obra poética de Bürger los elementos subjetivos aparecen, vivos y palpitantes, en virtud de su temperamento impulsivo y apasionado.
Él quiso erigir «un monumento a la pasión que ha agitado toda su vida», afirmó A. W. Schlegel a propósito del «Cantar de los Cantares de la Única» [«Hohes Lied von der Einzigen»]. Esto se podría decir de muchas poesías si se añadiese a la palabra «pasión» el epíteto de «amorosa», y se inclinase el significado de este adjetivo más a la sensualidad carnal que a la inspiración platónica. Dulce melancolía y suspiros hacia un mundo ideal de puros afectos vibran en los «lieder» y en sonetos inspirados por la añoranza de Molly (Augusta Leonhart, cuñada primero y amante y después esposa del poeta), muerta prematuramente. En este aspecto, Bürger poetizaba bajo la sugestión de Petrarca, y el inefable encanto de las delicadísimas composiciones del poeta aretino ejerció una evidente influencia en la vaga reelaboración del poeta alemán.
Los célebres sonetos petrarquistas: «Solo e pensoso i piü deserti campi», «In qual parte del ciel, in quale idea», fueron casi parafraseados en los sonetos de Bürger «Dondequiera Molly y Amor» [«Überall Molly und Liebe»]. En otros sonetos como en «Amor sin patria» [«Liebe ohneHeinmat»], «Lúgubre silencio» [«Trauerstille»], «A la aurora» [«Auf die Morgenröte»], etc., el eco de motivos petrarquianos es más vago, pero siempre innegable. En la elegía «Cuando Molly quería desprenderse de mí» [«Ais Molly sich losreissen wollte»], la pasión prorrumpe vehemente y agitada, casi con la fogosidad de uno de los «genios originales» del decenio de 1770-1780. «En la profunda prisión, abrumado por el peso de gruesas cadenas, ahora gime mi espíritu, y anda vacilando indeciso y apático».
Las mismas palabras que designaron la revolución literaria de aquellos años se repiten en los versos de la elegía: «…cuando en este “Sturm und Drang” ondea mi alma jadeante». En las estrofas de este canto ensalzado por Schlegel, el poeta defiende su pasión desenfrenada con argumento y estilo de dudoso efecto poético. «A menudo me quedo pensativo, me interrogo y con precisión concienzuda ensayo en la balanza mi más elevado saber si “amarse” es pecado. Después de lo cual reconozco y hallo que es, sí, enfermedad grave e incurable; pero jamás encontré que el pecado, oh hermosa mía, haya sido una enfermedad». Con razón Schiller advertía en el discurrir y en la tendencia antiplatónica de estas estrofas un sentido de prosaica vulgaridad.
Hasta en el «Hohes Lied von der Einzigen», que el propio Bürger declaraba ser su «obra maestra», los elementos líricos no se acrisolan en la expresión pura y esencial, sino que se destemplan en la prolijidad, no siempre ajena al enfático tono a lo Klopstock que Bürger se esfuerza por evitar. Con todo, no faltan a este poeta la concisión del estilo, la expresividad rebosante de los vocablos, el dominio técnico del verso y a veces, «heitere und ruhige Seele», «el alma ardiente y serena», que Schiller en una áspera recensión le negó.
G. Necco