La obra poética del celebrado autor catalán Francesc Vicenç García (1580-1625), conocido más comúnmente con el nombre de Rector de Vallfogona, por haber sido párroco de esta localidad desde 1607, ha gozado de una fama extraordinaria como consecuencia, sin duda, de la leyenda que se ha creado alrededor de su personalidad, nacida de la biografía legendaria titulada Vida del Dr. Vicent García, que precede a sus poesías en las primeras ediciones. A ello contribuyó también el tono burlesco y desenfadado que a menudo tienen sus poemas. Todo ello hizo que se convirtiera a los ojos del público en una especie de Quevedo folklórico — como dice acertadamente un ilustre historiador de la literatura catalana — y se le atribuyeran las anécdotas más inverosímiles y obscenas y una serie de composiciones que no fueron jamás escritas por él. (En cuanto a atribuciones, se le llegó a suponer autor del Quijote de Avellaneda).
La fama de Vicenç García hizo que sus poesías se transmitieran de mano en mano mediante copias que las fueron adulterando progresivamente. Su obra no fue publicada hasta el siglo XVIII: la primera edición está fechada en 1700, aunque en realidad es de 1703, y es apócrifa; fue reeditada unos años más tarde. Otra edición, de 1772, fue prohibida por la Inquisición en 1882. De la censura inquisitorial se resienten las ediciones de 1820, 1830, 1840 y 1887, que aparecen frecuentemente con espacios en blanco — correspondientes a los poemas censurados—, que en las posteriores se cubrieron con otros inéditos; se resintió también de la Inquisición la Academia de Buenas Letras, que se propuso editar sus obras sin llevarlo a cabo. Todo estudio de la poesía de Visen García es provisional hasta que se establezca el texto crítico de su obra.
La poesía del Rector de Vallfogona pertenece a la «escuela poética castellana», es decir, a aquella escuela de poesía que, aunque escrita en catalán, está profundamente influida por la terminología, las metáforas y la sintaxis gongorinas. Pero García utiliza estos procedimientos de la escuela de moda en su tiempo, con una conciencia de que son tópicas e ironiza con ellos, debido quizá a la facilidad con que sabe manejarlos. Su obra es especialmente satírica y moralista, y frecuentemente también tiene un carácter obsceno. No puede desprenderse de cierta naturaleza vulgar que hace que todos los temas, por más elevados que éstos sean, se conviertan en triviales. Ahora bien, más que en los poemas cultos y bucólicos — en los que aparece con el pseudónimo de Garceni—, consigue mayor expresividad cuando trata asuntos satíricos.
En estos momentos, puesto que puede extraer locuciones y giros del lenguaje popular, la cantidad de barbarismos decrece considerablemente. Al igual que los procedimientos expresivos, también la métrica de García es totalmente castellana, con un predominio extraordinario del romance.