[Vemünftige Gedanken von Gott, der Welt und ser Seele des Menschen, auch allen Dingen überhaupt]. Johann Christian Wolff (1679-1754), discípulo y vulgarizador de Leibniz, con esta obra publicada en 1719 introdujo las ideas de su maestro en los círculos teológicos y eclesiásticos luteranos. Se propone dar a las verdades reveladas la forma y la certidumbre de las verdades matemáticas.
Es importante, a este respecto, su crítica de la idea de la revelación y del milagro. Una verdad que se da como revelada ha de carecer de contradicciones, y si la razón las descubre en ella, es prueba de que no se trata de una verdad revelada. Así ni la revelación puede contradecir las verdades necesarias de la razón, ni obligar al hombre a acciones contrarias a la esencia de su alma o las leyes de la Naturaleza. Una crítica análoga envuelve la idea del milagro, que para la ortodoxia luterana era la contraseña sobrenatural de la revelación. En realidad, observa Wolff, Dios necesita menor esfuerzo para producir milagros que para los acontecimientos naturales, y los milagros cotidianos de orden natural son mayores que los llamados acontecimientos sobrenaturales.
Las ideas de Wolff, incautamente llevadas a las cátedras teológicas y a los púlpitos de las iglesias, provocaron una violenta reacción, tanto de la ortodoxia luterana como de los círculos pietistas, aunque la reivindicación wolffiana de la razón no carezca de analogías con la pietista del sentimiento. Con los Pensamientos razonables se inicia para el protestantismo alemán el período de la Ilustración.
G. Miegge
En la construcción de un futuro sistema de metafísica habrá que seguir el método severo del ilustre Wolff, el mayor de todos los filósofos dogmáticos. Wolff mostró por primera vez con su ejemplo, cómo se puede, mediante la comprobación rigurosa de los principios, la clara determinación de las ideas generales, la probada rigurosidad de las demostraciones, y la unión estrecha de los antecedentes y consecuentes, hacer caminar a la ciencia por un ruta segura. (Kant)