Moisej, Iván Franko

Es también notable el poema filosófico Moisej del poeta ucraniano Iván Franko (1856-1919), escrito en 1905. Comienza con un bellísimo prólogo, en el cual el poeta expresa su inquebrantable fe en el mejor porvenir del pueblo ucraniano.

Sigue el desenvolvimiento poético de la tragedia del gran profeta que liberó a su pueblo del yugo extranjero, lo condujo durante cua­renta años hacia la tierra prometida y, en recompensa, fue insultado y renegado. Per­dida la fe en los altos ideales, el pueblo se afana inútilmente en buscar la paz, y en vano presta oídos a Datán y Abirón, quesimbolizan en el poema la seducción de la vida cómoda. Sólo después del alejamiento de Moisés, comprende la grandeza de su obra y la necesidad de metas elevadas. En tanto, Moisés, que se ha quedado solo en el desierto, se abandona a las dudas que le roen el alma. Aparece el demonio Azazel, que es la personificación de estas dudas, y logra conducir a Moisés hasta la ruptura con Jehová. Más tarde, Moisés recupera su equilibrio y una nueva fe en su misión, pero deberá pagar con la vida el momento de desconfianza. Este poema tiene carácter alegórico: Moisés es el gran caudillo del pueblo, incomprendido por la masa, que es incapaz de soportar largo tiempo los sacrificios sufridos para afirmar ideas no comprendidas. Pero el viento contrario de la masa no conduce nunca a la supresión total del movimiento ideal y, después de la muerte de Moisés, su idea revive entre la juventud que, bajo la guía de Josué, se lanza de nuevo hacia la gran meta in­dicada.

E. Onatskyi