[Mistére du roy Advenir]. Representación sacra francesa, perteneciente al llamado ciclo de los santos, obra de Jean du Périer, llamado Le Prieur (segunda mitad del siglo XV), todavía inédita en un manuscrito de la Biblioteca Nacional de París.
Se divide en tres «jornadas» y consta de cerca de 13.000 versos. El núcleo del argumento está constituido por el episodio de Barlaam y Josafat. Al rey Porvenir, feroz perseguidor del Cristianismo, le nace un hijo, del que los astrólogos predicen que será cristiano; para evitar este vaticinio, el rey hace educar a su hijo en completo aislamiento, de modo que éste crece en la ignorancia de los males, de las aflicciones, de la muerte; pero un día, por una imprevista casualidad, traba conocimiento con ellos. El melancólico y pensativo jovencito queda fuertemente turbado y ávido de conocimiento; así, cuando el eremita Barlaam logra acercársele, la palabra del santo varón encuentra un alma madura para la fe; Josafat se bautiza. Gran furor de Porvenir. Pero ni magias ni seducciones conmueven al príncipe; por fin, convencido por los manifiestos milagros, el rey mismo se convierte y – al poco muere de modo edificante. Este tema de Barlaam y Josafat, hijo del rey Abenner, repetido en Occidente en gran cantidad de narraciones latinas y vulgares, procedentes de un escrito griego atribuido a San Juan Damasceno (y que probablemente es del siglo VI), derivado a su vez, según está hoy fuera de duda, de una novela budista, fue popularísimo en la Edad Media.
Nuestro autor ha hecho de él una narración dramática, aunque inorgánica, prolija y recargada, pero no sin rasgos de notable interés; las escenas en las que la enfermedad, miseria y vejez se revelan por vez primera a los ojos y a la mente del ignorante Josafat, descubriéndole la insospechada realidad de la vida, con el dolor y la muerte, y haciéndole caer en una desorientación extrema, son de gran fuerza aun dentro de su proceder ingenuo, creando una atmósfera que, permítasenos el anacronismo, podríamos llamar eminentemente romántica.
S. Pellegrini