Charles Bovary, un modesto médico de provincias, se casa en segundas nupcias con Erama Rouault, la hija de un propietario de tierras. Emma, cuyo temperamento soñador se ha alimentado de las lecturas románticas de la adolescencia, no tarda en sentirse desilusionada de la mediocridad de su marido, que no obstante la ama profundamente, y de la vida que éste le ofrece.
Comienza a entristecerse; Bovary, preocupado por su estado-, se traslada a Yonville, con la esperanza de que el cambio de aires le resulte beneficioso. En Yonville Emma es cortejada por Léon, un aprendiz de notario; pero el joven no se atreve a declararse y parte para París. Emma se deja seducir por Rodolphe Boulanger, un banal donjuán de provincias, y goza de un breve período de felicidad; pero no tarda en cansar a su amante con sus excesos.
Rodolphe, asustado por la propuesta de huir juntos, la abandona. Emma se siente trastornada, y busca frenéticamente aturdirse. En Ruán reencuentra a Léon, más atrevido tras su estancia en París; convencida de poder lograr unirlo a ella, no tarda en cansarlo también a él. Comienza así su degradación; se endeuda con un usurero, a espaldas de su marido, y no sabe cómo pagarle. Pide inútilmente ayuda a Léon y a Rodolphe; luego, desesperada, se suicida. Charles Bovary, abrumado por el recuerdo de su mujer, a la que ha perdonado sus traiciones, se dejar morir lentamente.