Obra mariana
Se trata de una colección de veinticinco poemas que tienen por tema central los milagros de la Virgen para con sus devotos.
La obra va precedida de un prólogo de carácter alegórico: el hombre es un romero que durante su peregrinaje puede descansar en un prado lleno de verdor, fuentes, árboles y flores, que es la Virgen o la Gloriosa, como la llama Berceo; las cuatro fuentes son los Evangelios, los árboles son las oraciones que la Virgen reza por los pecadores; las aves son los santos y las flores los distintos nombres de la Gloriosa.
Los milagros pueden clasificarse según los personajes que los reciben: un primer grupo son los referidos a clérigos, ya sean simples e ignorantes o malvados y pecadores («La casulla de san Ildefonso», «La abadesa encinta» y «El clérigo y la flor»); el segundo es el que tiene como protagonistas a seglares, tanto piadosos como pecadores («El romero de Santiago» y «El labrador avaro»), y el tercer grupo lo forman los referentes al tema judío («El niño judío» y «Los judíos de Toledo»), Berceo muestra su confianza sin límites en la Gloriosa y escribe para la edificación espiritual de los lectores: María es la defensora del hombre ante Jesucristo, y para ella no hay nada imposible de realizar, así si alguien ha muerto en pecado le hace resucitar y le da un plazo para arrepentirse; si una abadesa está encinta hace el milagro de que el hijo nazca antes de la llegada del obispo y lo encomienda a los ángeles, etc.