[Les philosophes]. Comedia en tres actos de Charles Palissot de Montenoy (1730-1814), estrenada en París en 1760, donde suscitó una inmensa expectación y vivas polémicas por parte de los principales enciclopedistas, que se consideraron ofendidos y calumniados. Tal era el propósito de Palissot, quien, en los personajes principales, quiso que se reconociese a Diderot, Rousseau, Helvecio y Duelos. Cidalisa, una dama de la alta sociedad que se las da de filósofa, expulsa de su salón a todos sus amigos para poder dedicarse únicamente a sus estudios preferidos, en compañía de tres filósofos: Dortidio, Teofrasto y Valerio. Éstos son, en realidad, tres bribones consumados que, con la excusa de la filosofía, han hallado manera de vivir a costa de la ingenua dama. Cidalisa tiene un secretario, aprendiz de filósofo, Carondas, que no es sino Frontino, criado de Valerio, puesto por éste junto a Cidalisa como agente secreto de sus intrigas, que nada tienen de filosóficas. La pobre Cidalisa va perdiendo el sentido común; instigada por los tres compadres, se ha metido en la cabeza escribir un libro atiborrado de paradojas y de ignorancia, y quiere dar por esposa a Valerio, que es el más bribón de los tres, a su hija Rosalía, rompiendo su noviazgo con Damis, oficial que la ama y es correspondido por ella. Ante este peligro, los dos jóvenes, ayudados por la camarera de Rosalía, Marta, y por Crispín, criado de Damis, conciertan un plan secreto. Los conspirados consiguen interceptar una carta en que Valerio se burla de su futura suegra. Crispín se la lee audazmente a la desolada Cidalisa; la lección es provechosa; ella se enmienda y manda a paseo al cuarteto de los filósofos, que va a buscar fortuna a otra parte. Rosalía puede casarse con su Damis. Es evidente en toda la comedia la influencia de Molière, especialmente en las Mujeres sabihondas (v.). La sátira de las damas filosofantes no salva la obra, que es toda ella un maligno e injusto escarnio de los «filósofos». El hecho de haber respetado a Voltaire, por su gran autoridad y fortuna, indica la poca nobleza del ataque. Un pasaje de Diderot en el Sobrino de Rameau (v.) dió su merecido a la comedia y al autor.
G. Alloisio