Bajo el título vulgarizado de Evangeliorum libri quattuor o Historia evangélica ha llegado hasta nosotros un poema latino en cuatro cantos, cada uno de ochocientos hexámetros aproximadamente, escrito hacia el año 300 por un sacerdote español que vivió en la primera mitad del siglo IV, llamado Caio Vetio Aquilino Juvenco, Es notable, no por sus valores artísticos o por la originalidad de su inspiración, sino porque representa el primer intento de versificación latina en materia evangélica, realizado con el propósito explícito de contraponer, incluso en el terreno de la poesía, la verdad de la historia cristiana a las fábulas paganas.
En el prólogo, el autor recuerda la grandeza de Homero y de Virgilio, pero reserva una mayor grandeza a los poetas cristianos que no cantan historias fantásticas, sino cosas verdaderas, como la vida de Cristo. El poema combina armónicamente los cuatro Evangelios, pero la base de su narración es el Evangelio de San Mateo (v.). Los otros sirven como complemento, en particular el de San Lucas, al principio de la narración. Juvenco no añade casi nada al texto: se limita a parafrasearlo en forma literaria clara y simple, en una versificación que trata de imitar la de Virgilio en las Geórgicas (v.) y en la Eneida (v.). La meticulosidad de una exacta reconstrucción del relato evangélico resta al autor toda libertad poética; no obstante, la obra alcanzó gran celebridad en la Edad Media. Fue impresa por vez primera en 1490: Juvencus presbyter immensam evangelicae legis maiestatem heroicis versibus concludens.
E. Alpino