[The four men]. Obra de Hilaire Belloc (1870-1953), escritor inglés, que tiene en su haber una producción excepcionalmente varia, pues fue crítico, historiador, novelista, economista, etcétera. Su estilo sabroso, lleno de vigor humanista, que debe seguramente a su ascendencia latina, junto a su confesionalismo católico, lo acercan al tipo del ensayista latino. Debido precisamente a las características de su estilo, tienen singular importancia sus libros de viajes como Los cuatro hombres, El camino de Roma y otros. En éste que nos ocupa narra que encontrándose en un albergue en el término del Condado de Sussex decide recorrer a pie toda la comarca. Yendo de camino se junta con otros tres caminantes, uno de ellos llamado Grizzlebeard. Así, los cuatro marchan juntos contándose mutuamente anécdotas y aventuras, discutiendo, cantando y bebiendo en cada posada.
Hay en el libro canciones religiosas y profanas, con un tono entre goliárdico y fervoroso, estribillos y cantos en los que algunos críticos han querido ver lo mejor de Belloc, episodios de vidas de santos, aforismos, todo dentro del paisaje de Sussex, verde de yerba y trémulo de aguas, a las cuales el autor dirige algunas gentiles declaraciones de amor. Valga para todas aquélla al río Arun, que al fin del invierno invade los dulces prados y retorna, a quien se sumerge en él, el aspecto de cuando tenía diecisiete años. Pero Los cuatro hombres no son solamente un testimonio de fidelidad a la comarca de Sussex, ni tampoco un pretexto para curiosas divagaciones y epigramas. Quien conozca bien la obra de Belloc sabe que los viajes son para él la fase preparatoria de otra actividad más importante, y que le sirven para acumular y controlar la experiencia sobre la que construirá después los estudios históricos y económicos (v. La condición esclava y Nada y géneros afines).