[Vier Jahreszeiten]. Dísticos epigramáticos de Wolfgang Goethe (1749-1832) compuestos en Weimar entre 1794 y 1797. Son 99 dísticos subdivididos en grupos, cada uno de los cuales está dedicado a una estación. En el «Almanaque de las Musas» (v.) de 1797 habían aparecido ya tres partes («Primavera, Estío e Invierno») con títulos diferentes: «A las Muchas», «A la Una», «Patinaje».
En «Primavera», entre dísticos floreales, terminan los recuerdos de los amores juveniles del poeta, en el «Estío» madura su vida en el verdadero amor. En la primera edición, esta parte formaba una poesía única sin subdividir en dísticos numerados, y la mujer a quien aluden, «Una», es Cristiana Vulpius, la fiel amante que será luego su esposa. Los epigramas del «Otoño» están particularmente dirigidos al movimiento filosófico de su tiempo. Pero también en las otras partes hay referencias a este mismo asunto, tal en el «Estío», donde en tono bromista se alude a Kant: «Puras formas intuitivas son espacio y tiempo, bien lo veo, / este rincón, pequeño para ti, a mí me parece infinito». Otros dísticos son propiamente goethianos: «Siempre tiendes al todo, y si para ti mismo eres un todo / no puedes serlo, estás unido, como parte eficaz, al uno»; «Nunca nos abandona el error, pero una necesidad superior / siempre inclina al espíritu ansioso hacia la verdad». En «Invierno», en la metáfora del río helado por el que se deslizan silenciosamente los patinadores, representa el poeta las fugaces apariciones de la vida, el caer y el levantarse de los hombres: « ¿Cuál es el hombre más noble en todos los estados? El que siempre, cualquiera que sea su ventaja, tiende al equilibrio»; y tratando del hombre frente a la historia: «Durante siglos nos vemos rígidos, como helados: el sentido humano y la razón sólo obran en el fondo». Estos epigramas no tratan de ser ni polémicos, ni punzantes, ni caricaturescos, sólo delinean con gracia ciertas tendencias del tiempo, apuntando a horizontes más vastos. G. F. Ajroldi
Es un hombre lleno de gracia, de agudeza, de profundidad, de nuevas ideas. (Constant)
No tratan de ser representaciones, imágenes o expresiones, sino doctrina, aplicación, concepto, aunque partan de elementos sensitivos. (Gundolf)