Libro de poemas de Delmira Agustini (1886-1914), editado en Montevideo en 1913, incluyendo una selección de sus dos libros anteriores, El Libro Blanco (1907) y Cantos de la Mañana (1910). La tónica general de su poesía es erótica, habiéndosela comparado a Safo. Pero su erotismo se diferencia fundamentalmente de lo antes conocido, por su trascendentalidad metafísica; su esencia, de índole trágica, sube de las raíces más profundas y dolorosas del ser para florecer en imágenes de extraordinaria belleza y originalidad, doblemente audaces, así en lo estético como en lo moral, pues rompen la consigna de clausura del pudor impuesta secularmente a la voz femenina. El amor carnal es, en su verso, tránsito hacia un más allá de la carne y de sí misma; por eso están hechos de visiones oníricas y de gritos de angustia. El mundo de sus poemas es sombrío y atormentado, en el que sopla un viento tempestuoso lleno de clamores y llamamientos lejanos. Mas, se hallan asimismo en su libro profundos pensamientos de intuición filosófica, una especie de saber infuso, lo que hizo decir a Vaz Ferreira, cuando publicó su primer libro, que era un milagro, pues ella no debería poder escribir ciertas cosas ni aun entenderlas. Su estilo se correlaciona, en modo general, con el Modernismo que prevalece en su época, habiendo ejercido mayor influjo sobre su estética, D’Annunzio entre los europeos, Rubén Darío entre los americanos.
A. Zum Felde