Los Caballeros del Espíritu, Karl Gutzkow

[Ritter von Geist]. Novela alemana de Karl Gutzkow (1811-1878), en nueve volúmenes, publicada por los años 1850 y 1851. Confor­me a la teoría del autor, que quería subs­tituir en la narración la «sucesión» por la «simultaneidad», esta novela carece de una trama central y presenta en su lugar una cantidad de episodios que se relatan y su­ceden, no ligados en apariencia por una concatenación orgánica, sino por un nexo, creado por casualidad, que los rodea. Hay en ella una princesa que hace aceptar a su esposo, como propio, un hijo bastardo, Egon.

Y hay otra dama que se ha convertido en amante de un individuo que se hace pasar por barón y es en realidad un falsario, el cual se escapa novelescamente de la cárcel donde está encerrado, mientras Heckert, su hijo, es educado sin saberlo los padres en casa del magistrado Schlurck. Egon se esca­pa del colegio para irse a París a trabajar como obrero, pero a la muerte de su ma­dre va al castillo para robar, vestido de albañil, un cuadro detrás del cual están escondidos importantes documentos; lo sor­prenden y lo encierran en una torre. Mas su destino aventurero hará de este socia­lista y romántico, un conservador y un pri­mer ministro. En cuanto a Heckert se ena­mora de la bellísima Melania, hija de Schlurck, y es expulsado de la casa. Pasa­dos muchos años los verdaderos padres de los dos jóvenes vuelven de América en bus­ca de sus hijos, pero antes de llegar a la dramática escena del reconocimiento, se multiplican las aventuras y las complica­ciones. Otro tema es dado por la historia de los dos hermanos Wildungen, que deben hacer reconocer sus derechos sobre la he­rencia de los antiguos Templarios. Los do­cumentos necesarios están custodiados en un pequeño cofre, pero éste ha sido robado, lo cual da lugar a una búsqueda larga y llena de aventuras del tesoro. Cuando ga­nan finalmente el proceso uno de los her­manos está en la cárcel, y entonces sus amigos le raptan; pero durante la fuga des­aparecen en un incendio el famoso cofre y el que lo llevaba.

Y así sucesivamente, por­que, según la teoría de la «simultaneidad», Gutzkow (que la explica en su prefacio) se propone representar la realidad tal como es, como vista en sección. Gutzkow carece del poder de realizar dramáticamente esta idea que se anticipa al reciente simultaneísmo, y su novela queda muy por debajo de sus modelos franceses, especialmente Sue. Con-todo, este libro obtuvo un enorme éxito gracias a los elementos extraartísticos que contiene! Lo publicó, en efecto, por los años que siguieron inmediatamente a los hechos de 1848, cuando la oleada de fe liberal era seguida por una fortísima reacción y, en los desengañados, una fuerte depresión moral. Los «caballeros del espíritu» son según dice uno de los protagonistas, Dankmar Wildun­gen, «los nuevos Templarios»; su arma es el espíritu, su templo se funda sobre la liber­tad de imprenta y se corona con el derecho al trabajo. Gutzkow obtuvo lo que se pro­ponía, esto es, «ser misionero de la verdad y de la fe» y hallar la palabra liberadora, porque su novela fue sentida e interpretada como la primera esperanza que levantó por aquellos días de depresión y de marasmo.

F. Federici