Las Vidas de Pintores, Escultores y Arquitectos, Giovanni Baglione

[Le vite de pittori, scultori ed architetti]. Obra de Giovanni Baglione (1573-1644), publicada en Roma en 1642, y que comprende las biografías de los artistas activos en aquella ciudad desde 1572 hasta 1642.

El libro se abre con un diálogo entre un forastero y un caballero romano que se ofrece para instruirle en los asuntos de arte de la ciudad. Está la obra subdividida en cinco jornadas, correspondientes a los papados de Gregorio XVIII, Sixto V, Clemente VIII, Paulo V y Urbano VIII. En cada jornada, después de una introducción sobre las mayores empresas de arte llevadas a término durante el correspondiente ponti­ficado, el caballero narra las vidas de los principales artistas que han muerto duran­te él. Esta artificiosa estructura, típicamen­te barroca, ha hecho pensar que la obra había sido concebida en su origen como una guía artística de la Roma moderna, y sólo más tarde fue transformada en colección de vidas, tal vez por sugestión de precedentes modelos ilustres del género. Las biografías, por lo general algo breves, son ricas en precisas noticias acerca de la actividad de los artistas, obtenidas de primera mano por Baglione, pintor también y óptimo conoce­dor.

Entre los artistas italianos recordados en el libro figuran el Vasari (primero en orden de tiempo), Vignola, Carracci, Baroccio, Federigo Zuccaro, el caballero D’Arpino, Feti, Domenichino, Pirro Ligorio, Cario Maderno, Tempesta y otros muchos; entre los extranjeros, Rubens, Elsheimer, Pablo Brill. Tiene particular importancia y des­arrollo la biografía de Caravaggio. El tono de la exposición es en general cronístico y objetivo: además, Baglione sabe expresar a veces agudos juicios, y a pesar de su desfa­vorable disposición para el llamado naturalismo de Caravaggio y sus discípulos, no se muestra adversario de las nuevas corrientes artísticas, en oposición a lo que hará en sus Vidas de pintores, escultores y arquitectos modernos (v.) el abate Bellori. Se reconoce a Baglione el mérito de ser el primer historiógrafo del arte barroco romano: su obra, aunque mucho menos importante que la más tardía de Bellori, en el aspecto teórico, ofrece un cuadro notabilísimo del multiforme ambiente artístico de la Roma papal de principios del siglo XVII.

G. A. Dell’Acqua